Sabéis que se dijo también: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No recurráis a la violencia contra el que os haga daño. Al contrario, si alguno te abofetea en una mejilla, preséntale también la otra. (Mateo 5, 38-39)
Nunca me han gustado las interpretaciones fáciles que se hacen de este precepto de Jesús: ‘poner la otra mejilla’. La más recurrida, sobre todo por no creyentes, es la de que ante la ofensa los cristianos tenemos obligación de callar y soportar, nada que ver con la sed de justicia de los Bienaventurados.
Cristo no puede llamarnos a la simple pasividad ante el mal, tampoco hacia el mal que va dirigido contra nosotros mismos. Esta es una enseñanza de Jesús sobre el combate contra el mal. Nuestra tendencia es responder al mal con más mal, creemos que hacemos justicia cuando aplicamos la ley del Talión, el ‘ojo por ojo’, y Jesús con estas palabras está corrigiéndonos. Nuestra instintiva forma de justicia sólo engendra más violencia.
Entonces, ¿Cómo interpretar el sentido de este precepto? Creo que lo mejor es contemplar al propio Jesús en la pasión cuando le abofetean:
Él reacciona ante tal injusticia diciendo: «Si he hablado mal, dime en qué. Y si no, ¿Por qué me golpeas?». Jesús no traga con todo y se cruza de brazos ante la injusticia, está dispuesto a desenmascarar el mal aunque hacerlo lo lleve a sufrir aún más. Cuando él nos dice que pongamos la otra mejilla, nos exhorta a que no ahorremos sufrimiento cuando se trata de desenmascarar la mentira y de defender la verdad. Una fe que asume riesgos es la fe cristiana, esta fe mueve al combate contra el mal, las injusticias sociales, la pobreza deshumanizadora, la corrupción política, la deshonestidad, la difamación…
A muchos les sigue interesando que los cristianos creamos que estamos llamados a ser corderitos mansos que dan gracias por ser llevados al matadero. Y sí, Jesús fue cordero llevado al matadero, pero su forma de afrontar el sufrimiento no fue pasiva sino redentora. Con la resurrección Cristo nos mostró como la última palabra es de Dios, Él combate a nuestro lado, nuestros sufrimientos no son en balde.

Cuando escuches de los labios de aquellos que te procuran mal que como cristiano «debes poner la otra mejilla» recuerda a Cristo que no se ahorró ningún sufrimiento para salvarte, y que el mal ha de ser combatido sin miedo, sin callarse. Él estará a tu lado.
Efectivamente, poner la otra mejilla no es tragar con todo. En la misma línea, hay una manifestación diferente de este razonamiento: la de quitar la mejilla para evitar la «crispación».
Un ejemplo que vemos cada 4 años en España. Llegarán las elecciones, la Conferencia Episcopal emitirá su comunicado animando a los católicos a ejercer su derecho al voto desde su responsabilidad como cristianos. Volveremos a ver las críticas de los sectores anticlericales junto con el pensamiento de grupos de católicos que entienden que la Iglesia no debe de opinar sobre política. Pero su misión es opinar (que no es lo mismo que hacer política) sobre aspectos que afectan a la moral, aún cuando producen tensiones.
Poner la mejilla sería así ponerse a tiro, no renunciar a buscar la Verdad, exponiéndose a recibir. Poner la otra mejilla es ponerse del lado del débil frente al poderoso, del que no tiene voz frente a los que dominan los medios de comunicación…no es tragar.
Me parece magnífica esta entrada de David, y acertadísima en todo. Entontecer a los cristianos les es muy útil hoy en día a muchos poderosos, para mantenernos en silencio y arrinconados; poderosos en la política, los sindicatos, la empresa. Poderosos capaces de manipular mentes y conciencias, y eso ocurre también en personajes desde el seno de la Iglesia, tratando de permanentemente de dar vueltas de tuerca a la historia, incluso la Sagrada, presentando a Jesús como sólo un hombre, o rebuscando en la bioética para justificar atrocidades. Poderosos porque en ocasiones forman las conciencias de los llamados a formar. Tampoco ante estos hemos de poner la otra mejilla. Es más, es ante los primeros que hemos de alzar la voz.
Hola que tal muy buen escrito también gracias un saludo
poner la otra mejilla no es simbolo de flaqueza si no de grandesa,en su maxima exprecion es desir,mira nada me ara cambiar mi opinion en estas circuntancias estoy convencido que estas equivocado hagas lo que me hagas todo sera inutil
y es alli donde se demuestra la superioridad la grandesa y la gloria la calma y la paz.