Privado

 Sólo se empieza verdaderamente a descubrir qué es la vida espiritual cuando nacen, en cada uno de nosotros, unas exigencias suficientemente propias como para que los demás no las conozcan. De modo que esas exigencias nos personalizan y nos singularizan no porque queramos que nos personalicen o singularicen sino porque, de no seguirlas, nos negaríamos a nosotros mismos. Para mí, la vida espiritual empieza, pues, en el momento en que cada uno de nosotros –cada uno a su hora– descubre, dentro de sí, aquellas exigencias que le son propias y que no se deducen de doctrina, ideología, disciplina o imitación alguna. Se trata de algo mucho más personal y singular, de manera que quienes están a nuestro lado no tienen por qué conocer esas exigencias de la misma manera que nosotros.

Marcel Legaut

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