5. Jesús resucita,
vuelve a la vida. La muerte no tiene la última palabra. La oscuridad de la tumba se llena de luz, como cuando amanece y la noche se termina para que nazca un nuevo día. Por eso siempre que nos acercamos a Jesús vemos todo mejor, con más luz, con más vida, y podemos ser tan felices como su madre y sus amigos, que pensaban estaba muerto y se les aparece diciendo: no tengáis miedo, no soy un fantasma, soy Jesús, que vive y está contigo para siempre. Feliz si te crees esto aunque no me veas.