Retrete interior

Quien pueda debe tener mujer, hijos y bienes, pero sin aficionarse tanto a ellos que su felicidad de ellos sólo dependa. Siempre conviene tener una estancia, secreta y propia, en la que establezcamos nuestra verdadera libertad y nuestra principal soledad y retiro. Allí es donde debemos ordinariamente platicar con nosotros mismos, haciendo ese lugar tan privado que ningún conocimiento ni amistad extraña penetre. Y allí hemos de discurrir y regocijarnos, sin mujer, sin hijos, sin bienes, sin pompas, sin criados; y de ese modo, cuando perdamos todo eso no nos será novedad pasarnos sin ello. Tenemos un alma que puede replegarse sobre sí misma y a sí propia hacerse compañía, poseyendo medios propios de asaltar y defenderse, de recibir y de dar.

M de Montaigne

26-03-02/27

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