Si cuando discutes buscas humillar al otro no es el fuego del Espíritu el que enciende tu pasión si no el de Satanás

Algunos católicos están sembrando cizaña. Confunden el «No avergonzarse del Evangelio» (Rom 1,16) con ser soberbios y arrogantes con creyentes y no creyentes. Encienden hogueras con la Palabra y la Doctrina transformando instrumentos de salvación en herramientas de tortura y vejación. Si cuando discutes buscas humillar al otro no es el fuego del Espíritu el que enciende tu pasión si no el de Satanás.

Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros.
Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos. (Colosenses 3, 12-15)

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