He visto a la Iglesia socorriendo en campos de refugiados miserables o recuperando niños soldado, pero también vanidosa y dura

Yo «quiero y sirvo» a la Iglesia tal cual es, con sus glorias (muchísimas) y sus sombras y cuervos. Le debo lo mejor mío. Le he visto socorriendo en campos de refugiados miserables o recuperando niños soldado, pero también vanidosa y dura. Jesús me enseñó a amar a Pedro cuando volvía de varias negaciones. San Ignacio me lo confirmó. La iglesia que «sueño» es más gloriosa, pero más infantil, porque olvida la pobre masa de lo humano. En la que sueño, no me dejarían entrar…

José María Fernández-Martos SJ.
En VIDA NUEVA nº 2805<