¡NO ESTÁ!
“Armenia, Bulgaria, Chipre, Grecia, Lituania, Malta, Mónaco, Rumania, Federación Rusa, San Marino, Albania, Austria, Croacia, Hungría, Moldavia. Noruega, Polonia, Serbia, Eslovaquia, Ucrania…”
Repasé varias veces la lista, pero no está. No, no está España… Tampoco Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda… En cambio están países del este –Rusia incluida– que han soportado persecuciones religiosas terribles. Están países ortodoxos… Pero la vieja Europa cristiana no está.
¿De qué lista hablo? Es la lista de países que han sostenido a Italia en su recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para poder mantener el crucifijo en sus escuelas públicas. Es triste, pero España –quiero decir nuestro gobierno– no está por la labor. De todos modos el 18 de marzo de 2011 el Tribunal Europeo ha dado la razón a Italia.
La sentencia Lautsi
Una finlandesa, nacionalizada italiana, Soile Lautsi, pidió que se retirara el crucifijo de la escuela estatal de Albano, a donde iban sus dos hijos. La dirección se negó. Y paso a paso, con tenacidad digna de mejor causa, esta laicista radical llegó hasta el tribunal de Estrasburgo. En primera instancia el Tribunal condenó al gobierno italiano por tener crucifijos en las aulas y para colmo mandó que pagara a la ex-finlandesa nada menos que 5000 € de indemnización (¡!). Denunciar los crucifijos, además de un acto anticristiano y de menosprecio a la mayoría, iba a resultar un buen negocio.
Esta sentencia absurda indignó a muchos e hizo nacer una reacción, no sólo en Italia, sino en los países ya mencionados, muchos de los cuales, como España, son aconfesionales. Italia recurrió la sentencia y ellos la apoyaron. Por cierto que ningún gobierno se atrevió a apoyar oficialmente la sentencia prohibitoria. Y ahora, en segunda instancia, el Tribunal ha fallado que el crucifijo…
“…es ante todo un símbolo religioso, pero no hay ninguna prueba de que su visión en los muros de un aula escolar pueda tener influencia sobre los alumnos”.
Como tampoco, que yo sepa, los crucifijos que adornan todas las salidas de la ciudad de Valencia hayan convertido a nadie. Pero son una irrenunciable expresión, religiosa sí, pero también cultural… Seguía diciendo la sentencia:
“Por lo que se refiere al lugar preponderante de una religión en la historia de un país el hecho de que se le asigne un lugar más amplio que a las demás religiones en los programas escolares no es en sí un acto de adoctrinamiento.”
Se impuso el sentido común. Uno de los jueces en un dictamen particular llega a hablar de “vandalismo cultural que pretende arruinar siglos de tradición europea”. Al estilo de los talibanes que dinamitaron unas estatuas gigantescas de Buda, un bien cultural además de religioso.
El mariscal Mannerheim
Con esta ocasión se me ha ocurrido hacer un poco de novela ficción. Y me he imaginado una italiana que ha tomado la ciudadanía finlandesa. Y resulta que en las clases de su hijo hay un cuadro con una foto del mariscal Mennerheim, con sus mejores galas castrenses. No sé si será así, pero pudiera ser…Enfadada por semejante atropello, la italofinesa denuncia al gobierno del país: Sigue leyendo El crucifijo y la Kipá