De película: To the wonder

¿Me pierde la estética? Quizá, pero yo diría, más bien que, a fin de cuentas, y para qué engañarnos, la belleza acaba siendo siempre el último refugio del devoto del arte»

Enric Alberich, Atrapando instantes, en Cultura s, suplemento de La Vanguardia, 568, 8 de mayo de 2013

Acabo de ver to the wonder. rarísima. Lenta. Desestructurada. hermosa. Inquietante. Mística. Crística. La búsqueda del amor. leo una crítica en el blog cine espiritual de Peio Sánchez:

¿Será posible el amor de Marina y Neil? ¿Se revelará el Dios escondido en medio de la noche oscura del sacerdote?
En el deambular de esta narración bella y exasperante, profunda y epitelial, luminosa y deprimente, casi bipolar en último extremo, el esforzado espectador queda desconcertado.

En definitiva, Malick nos muestra con atrevimiento de profeta que el amor humano es deseo imposible, los sentimientos y la pasión son nostalgia de la unión entrevista pero no consumada y la unidad ansiada se transforma en distancia impotente. Las fases del amor humano llevan una consigna de caducidad. Pero es el amor a Dios el que contrasta al amor romántico de los seres humanos. Para ello está puesta, como clave de bóveda de la película, la búsqueda del padre Quintana. El amor divino termina por salir al encuentro como iluminación y fuerza rescatadora en Cristo (así directo y sin anestesia). Solo allí descubre el buscador y el nostálgico que el amor es posible. No me extraña que Malick exaspere, aburra, inquiete y atraiga.