De dioses y hombres.

¿Realmente es posible hacer presente al mismo Amor encarnado? Muchos son los testimonios de aquellos/as que en lo sencillo de la vida, así lo han constatado. ¿Pero, y para cuándo llega la Cruz? Ahí queda el testimonio de los mártires. Pero no, «De dioses y hombres» no nos habla únicamente de los mártires. «De dioses y hombres» nos habla del hombre y de su necesitada mirada hacia Dios. Sea cual sea su condición. Ya que en mayor ó en menor medida, mucho ó poco, tarde ó temprano,  todos terminamos mirando hacia el Sol.

«De dioses y hombres» nos llama a la reflexión. No solo a la vida religiosa, sino a todo cristiano de a pie. ¿Pero entonces es verdad que se puede llegar a manifestar el mismo Amor que hace más de 2.000 años entre nosotros vino a parar? Sí. Muchos somos los que cada día así lo intentamos vivir. No obstante y la película lo plasma muy bien,  pues la situación narrada es mucho más complicada que la que a nosotros nos ha tocado vivir. «De dioses y hombres» nos habla de lo próximos que estamos a nuestros hermanos los musulmanes. De lo mucho que nos necesitamos. Y de lo rica que puede llegar a ser nuestra convivencia. Sí, «De dioses y hombres» nos habla de los «hombres», pero , y a mi modo de ver, «De dioses y hombres» no nos habla de «dioses» sino de Dios. Y nos habla y sobre todo, de Amor. Aquel que y si queremos, nos traerá la salvación.

Excelente película que merece la pena ver. Y es que es muy probable que ésta sea la película que este año se lleve el Oscar a la mejor película extranjera representando a Francia.  Y encima narra un hecho verídico…

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Más sobre la película: http://wwwespiritualidadcisterciense.blogspot.com/2010/06/la-pelicula-de-dioses-y-hombres-de.html

Y más: http://translate.google.es/translate?hl=es&langpair=en%7Ces&u=http://en.wikipedia.org/wiki/Of_Gods_and_Men_(film)

«Los hombres no son islas»

«Todo hombre es un pedazo de mí mismo, porque yo soy parte y miembro de la humanidad. Todo cristiano es parte de mi cuerpo, porque somos miembros de Cristo. Lo que hago, para ellos y con ellos y por ellos lo hago también. Lo que hacen, en mí y por mí y para mí lo hacen. Con todo, cada uno de nosotros permanece responsable de su participación en la vida de todo el cuerpo.

La caridad no puede ser lo que se pretende que sea, si yo no comprendo que mi vida representa mi participación en la vida de un organismo totalmente sobrenatural al que pertenezco. Unicamente cuando esta verdad ocupa el primer sitio, encajan las otras doctrinas en su contexto adecuado.

La soledad, la humildad, la negación a uno mismo, la acción y la contemplación, los sacramentos, la vida monástica, la familia, la guerra y la paz: Nada de esto tiene sentido sino en relación con la realidad central que es el amor de Dios viviendo y actuando en aquellos a quienes Él ha incorporado en Su Cristo. Nada, absolutamente nada tiene sentido, si no admitimos, con John Donne, que “los hombres no son islas, independientes entre sí; todo hombre es un pedazo del continente, una parte del todo“.

Thomas Merton (extracto de “Los hombres no son islas”)