Consolacion sin causa aparente. Ejercicios de San Ignacio I

sólo es de Dios nuestro Señor dar consolación a la ánima sin causa precedente; porque es propio del Criador entrar, salir, hacer moción en ella, trayéndola toda en amor de la su divina majestad. Digo sin causa, sin ningún previo sentimiento o conoscimiento de algún obiecto, por el qual venga la tal consolación mediante sus actos de entendimiento y voluntad (San Ignacio, Ejercicios [330]

 
Y así es esta consolación, que produce en el alma tanto bien, tanta paz, tanto amor a Dios nuestro Señor, tanta belleza y verdad, que el que la experimenta -aunque no sepa cómo- no puede dudar que procede de aquél que es sumo bien y quiere regalar el alma con sus dones inesperados: trayéndole en amor. Para alabanza de su gloria.