El huevo o la gallina. Ser fiel al amor no al deseo


‘Chicken or the Egg’ creado por Kim and Wu (KIMWU)

Amar es elegir, decir que no a algo bueno que deseas por algo mejor que prefieres. La fidelidad es tener claras tus preferencias rechazando cada día aquello que te aleja de ellas, recordando por qué lo prefieres.

9

Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.

(Mt 19, 8-11)

Un corazón casto es capaz de reconocer con mayor claridad el verdadero amor. No te conformes con sucedáneos, aspira al amor más pleno

La castidad es una virtud contracultural, no cabe duda. Lo es tanto que muchos católicos no saben siquiera qué es. La castidad es …energía espiritual que sabe defender al amor de los peligros del egoísmo y promoverlo hacia su plena realización (Familiaris consortio 33). Cuando una joven pareja ve el fracaso tan estrepitoso del matrimonio en nuestros tiempos es justo que se pregunte ¿no será el matrimonio una forma arcaica de relación de pareja que hay que superar? ¿es posible prometerse amor por siempre? ¿es sostenible una entrega, un sí para toda la vida?

Los cristianos estamos llamados a superar las motivaciones egoístas que puede haber en la relación. Cuando la relación de pareja se centra en buscar la satisfacción propia se camina hacia la destrucción del vínculo. La vida está llena de situaciones impredecibles, por eso para quien cree que la historia es un fluir que viene de ningún lado y va hacia ninguna parte, es imposible jurar amor eterno, porque las circunstancias son cambiantes y no tienen más sentido que el que uno les pueda dar. Por el contrario, los católicos creemos en la Providencia, esto es, que la mano protectora de Dios guía la historia. Marido y mujer creen por la fe en la promesa de que nada podrá separarlos del amor de Dios. Por eso en el matrimonio cristiano, los cónyuges encuentran la presencia de Dios en los días de luz y en las épocas de oscuridad. Sólo con fe en esta presencia de Dios, que es fuerza regeneradora del amor, pueden dos personas unir para siempre sus vidas.

Los jóvenes católicos podéis tener la tentación de dejar vuestra preparación al matrimonio para el final. No basta el curso prematrimonial para asegurar fidelidad y entrega hasta el final. Amar con un corazón no divido, vivir el amor recíproco, no egoísta, exige un entrenamiento que empieza desde la más temprana juventud. No esperes a casarte para ser fiel. El matrimonio cristiano necesita corazones forjados en el crisol de la castidad. Tal vez aún ni siquiera tienes pareja, pero ya puedes preparar tu corazón. Un corazón casto es capaz de reconocer con mayor claridad el verdadero amor. No te conformes con sucedáneos, aspira al amor más pleno.


Meditación en torno a las lecturas del Domingo XXVII del tiempo ordinario (ciclo B). Daniel Pajuelo, sm.