Al menos el 50% de la verdad es un misterio. Big Fish

En esta última referencia a Big Fish, me gustaría insistir en la distinción entre realidad y verdad. ¿se puede narrar objetivamente un sentimiento?

La vida y la muerte de una persona resulta indiferente si eliminamos la parte del misterio, del sentimiento, del espíritu, de Dios… la parte del sujeto o subjetiva, que no se puede más que aproximar en palabras. Además cambia a lo largo de la propia vida:

¿Cómo han de explicar los primeros discípulos la experiencia de Jesús, su resurrección y cómo vino al mundo si sentían que era hijo de Dios? ¿A caso puede llegar a darse una explicación racional de algo así? Lo que está claro es que, con el nacimiento de Jesús, sintieron que sus vidas cambiaron para siempre, que su esperanza se empezaba a hacer realidad y que hasta hoy nos sigue llegando esta influencia. Pero sigue siendo un misterio y no dejará de serlo.

Lo que nos queda, como al protagonista de Big Fish es formar parte del misterio o huir de él. Solo cuando lo acoge llega a ser plenamente feliz.

Que se conozca el misterio. Big Fish

¿Cómo explicarías lo que es el amor? ¿lo que es estar enamorado?

Siguiendo con la película de Big Fish, vemos distintas formas de representarlo, por ejemplo: la de la historia de cómo se enamoraron los padres del protagonista y la del amor que aun se tienen. En el primero lo describe y en el segundo forma parte de los hechos “reales” del transcurso de la película. No es lo mismo contar un sentimiento que tuvo lugar que sentirlo en este momento. Por eso al contar una historia de sentimientos, el narrador (o evangelista) ha de conseguir que revivas la experiencia, aunque para ello tenga que ser «infiel» a la realidad para llegar a la Verdad.

Tiene que ver con esto una cita de Thomas Merton a la que aludíamos en otra entrada de Nova Bella

al manifestar lo que uno cree haber descubierto lo reduce a un nivel común y tangible, y pierde lo que era mejor, lo que era espíritu y vida en ello.

Que nazca el misterio. Big Fish

Al contar la historia de la vida de mi padre, es imposible distinguir los hechos de la ficción, el hombre y el mito […] Lo mejor que puedo hacer es contarla tal y como él me la contó a mi. A veces no tiene sentido y en gran parte nunca pasó […] pero nuestra historia es así

Esta cita podría ser de algún evangelista o de alguno de los primeros cristianos, o de cualquiera de nosotros hablando de Jesús y de su vida, pero no, con estas palabras empieza la película “Big Fish” un film de 2003 de Tim Burton.

Con la búsqueda del Jesús histórico nos puede pasar como al protagonista de Big Fish: que nos desconectemos del misterio de la vida y consideremos falso todo lo que no sea históricamente demostrable o abarcable con la razón. En esta película, Burton, representa magistralmente la verdad que hay más hallá de las historias “reales”, ya que la realidad objetiva no es capaz de representar toda la verdad de la vida.

Perfectamente podemos aplicarlo a la verdad que esconde la escritura, que no se encuentra en su precisión histórica, sino en el misterio traducido en palabras y narraciones. Hablando de Jesús…

es imposible distinguir los hechos de la ficción, el hombre y el mito […] Lo mejor que puedo hacer es contarla tal y como él me la contó a mi. A veces no tiene sentido y en gran parte nunca pasó […] pero nuestra historia es así

Siempre me amaste

Hay épocas de luz en mi interior. Cuando llegan subo al torreón del silencio y contemplo los valles y montañas, las fortalezas y poblados, los ríos y seres que en mi interior reposan bañados por la dorada y tierna luz de este amanecer. Se empañan mis ojos por el llanto alegre, y todo mi ser rebosa en temblorosa quietud. Miro atrás y contemplo tu gran fidelidad, tu promesa de eterno amor cumplida, tu brazo fuerte sosteniendo mi fragilidad, conduciendo la historia. La eternidad desde aquí se atisba. La multitud de los seres creados se reúnen para alabarte. Cubiertos de llagas y heridos venimos hasta ti crucificado y tus heridas sanan las nuestras. Cuando me acuesto o me levanto aquí estás tú. Tu luz Señor me hace ver la luz: la serena certeza de que siempre me amaste.

En el final de mis días

En el final de mis días me presentaré ante ti sin nada, sin nada más que un corazón lleno de heridas, son las heridas que tú también las amas, y cuando abras este corazón, sólo deseo Padre que en él encuentres los rostros de aquellos a quien amé, de aquellos a quienes me enviaste.

Canción ‘Gracia tras gracia’ (smdani) – Descargar