Hay historias que nunca saldrán en los periódicos, la radio o la televisión. “Esta todo pensado” afirma categórico uno de los críticos que toman la palabra en Sombras de libertad, el trabajo que emite el 2 de junio Documentos TV. «El espectador estadounidense recibe más información sobre escándalos sexuales y famosos de Hollywood, que sobre economía y medio ambiente”. ¿Por qué?
Sabéis que se dijo también: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: No recurráis a la violencia contra el que os haga daño. Al contrario, si alguno te abofetea en una mejilla, preséntale también la otra. (Mateo 5, 38-39)
Nunca me han gustado las interpretaciones fáciles que se hacen de este precepto de Jesús: ‘poner la otra mejilla’. La más recurrida, sobre todo por no creyentes, es la de que ante la ofensa los cristianos tenemos obligación de callar y soportar, nada que ver con la sed de justicia de los Bienaventurados.
Cristo no puede llamarnos a la simple pasividad ante el mal, tampoco hacia el mal que va dirigido contra nosotros mismos. Esta es una enseñanza de Jesús sobre el combate contra el mal. Nuestra tendencia es responder al mal con más mal, creemos que hacemos justicia cuando aplicamos la ley del Talión, el ‘ojo por ojo’, y Jesús con estas palabras está corrigiéndonos. Nuestra instintiva forma de justicia sólo engendra más violencia.
Entonces, ¿Cómo interpretar el sentido de este precepto? Creo que lo mejor es contemplar al propio Jesús en la pasión cuando le abofetean:
Él reacciona ante tal injusticia diciendo: «Si he hablado mal, dime en qué. Y si no, ¿Por qué me golpeas?». Jesús no traga con todo y se cruza de brazos ante la injusticia, está dispuesto a desenmascarar el mal aunque hacerlo lo lleve a sufrir aún más. Cuando él nos dice que pongamos la otra mejilla, nos exhorta a que no ahorremos sufrimiento cuando se trata de desenmascarar la mentira y de defender la verdad. Una fe que asume riesgos es la fe cristiana, esta fe mueve al combate contra el mal, las injusticias sociales, la pobreza deshumanizadora, la corrupción política, la deshonestidad, la difamación…
A muchos les sigue interesando que los cristianos creamos que estamos llamados a ser corderitos mansos que dan gracias por ser llevados al matadero. Y sí, Jesús fue cordero llevado al matadero, pero su forma de afrontar el sufrimiento no fue pasiva sino redentora. Con la resurrección Cristo nos mostró como la última palabra es de Dios, Él combate a nuestro lado, nuestros sufrimientos no son en balde.
Cuando escuches de los labios de aquellos que te procuran mal que como cristiano «debes poner la otra mejilla» recuerda a Cristo que no se ahorró ningún sufrimiento para salvarte, y que el mal ha de ser combatido sin miedo, sin callarse. Él estará a tu lado.
¿Cómo explicarías lo que es el amor? ¿lo que es estar enamorado?
Siguiendo con la película de Big Fish, vemos distintas formas de representarlo, por ejemplo: la de la historia de cómo se enamoraron los padres del protagonista y la del amor que aun se tienen. En el primero lo describe y en el segundo forma parte de los hechos “reales” del transcurso de la película. No es lo mismo contar un sentimiento que tuvo lugar que sentirlo en este momento. Por eso al contar una historia de sentimientos, el narrador (o evangelista) ha de conseguir que revivas la experiencia, aunque para ello tenga que ser «infiel» a la realidad para llegar a la Verdad.
Tiene que ver con esto una cita de Thomas Merton a la que aludíamos en otra entrada de Nova Bella
La Mentira era la reina del parqué. La había vestido el mismo grupo de estilistas que venía vistiendo a la Verdad y la verdad que estaba la mar de mona. Todos querían una foto con ella. Y salieron adorarla, alabarla… a comprarla. Su cotización subió como la espuma. Y ella además de guapa cada vez estaba más cara. Toda imagen. Toda fachada. Toda Mentira, toda todita ella. Los que la vistieron se rieron y ganaron, vaya si ganaron. Pero la mona vestida de seda mona se queda. Estaban todos de fiesta celebrando otro “subidón” de nuestra amiguita y de pronto y en un despiste… su vestido se rasgó. Lo que se vio ya se sabio. La Verdad se nos mostró y todo se desmoronó. Bendita Verdad: ¿No?
El gran teórico de la comunicación H. M. MacLuhan acuñó la expresión de que «el medio es el mensaje»: no se dice algo porque sea verdad; se toma como verdad porque se dice. La televisión, la radio, la letra impresa, los espectáculos de diverso orden tienen un inmenso prestigio para quien los ve como una realidad que se impone desde un lugar para uno inaccesible. El que está al corriente de lo que pasa entre bastidores tiene algún poder de discernimiento. Pero el gran público permanece fuera de los centros que irradian los mensajes. Es insospechable el poder que implica la posibilidad de hacerse presente en los rincones más apartados y penetrar en los hogares y hablar a multitud de personas al oído, de modo sugerente, sin levantar la voz.
pag. 56,57 “La defensa de la libertad en la comunicación” Alfonso López Quintás
En la era de la comunicación, cada vez es más fácil ponerse detrás de los bastidores y convertirse en la voz que habla al oído, de modo sugerente, sin levantar la voz. Y también es muy cómodo quedarse del lado del espectador y no cuestionar lo que se recibe tragándolo todo como verdad.
Más que nunca hemos de descubrir la responsabilidad que tenemos al compartir ideas u opiniones en Internet lo mismo que al leer las de otros.
Tú luz se cuela por entre las cortinas, luz tamizada que furtiva entra en mi morada. Quise acariciarla pero por entre los dedos se me escapaba.
Mi casa en penumbras recibe tú visita, tu dulce rayo me ha despertado de mi letargo. Sí, me levantaré, no volveré a pactar con la mentira. Pero tengo miedo de que tu luz se oculte y yo me pierda de nuevo.
Con causa puede consolar al ánima así el buen ángel como el malo, por contrarios fines: el buen ángel, por provecho del ánima, para que cresca y suba de bien en mejor; y el mal ángel para el contrario, y adelante para traerla a su dañada intención y malicia.
Propio es del ángel malo, que se forma sub angelo lucis, entrar con la ánima devota, y salir consigo; es a saber, traer pensamientos buenos y sanctos conforme a la tal ánima justa, y después, poco a poco, procurar de salirse trayendo a la ánima a sus engaños cubiertos y perversas intenciones.