Ideología de género

Cada vez oigo más el uso del término género para referirse a lo que antes llamábamos sexo. Hoy se lo he oído al camarero de mi universidad y pensaba que no sabemos lo que decimos exactamente ni lo que implica cuando usamos ese término. Creo que la mayoría lo usan pensando que es una forma más moderna y adecuada de decir sexo. Pero no es así, en este concepto está implícito un modelo de persona muy distinto al que tenemos los cristianos.
Antes una persona era de sexo varón o mujer, ahora uno puede ser de sexo varón y de género femenino, masculino o neutro (el antiguo término bisexual).
Los que defienden esta ideología quieren afirmar que las diferencias entre el varón y la mujer, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Las diferencias son meramente culturales y responden al contexto social. Podríamos decir que hay cinco sexos y no sólo dos.

Escribía al respecto Benedicto XVI (antes de ser Papa):

La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura.

Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo.

Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual.

Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo.

Si queréis saber más os recomiendo la lectura de este artículo “La ideología de género» de Mons. Oscar Almazora.

Encuentro de Jesús con la siriofenicia

Encuentro de Jesús con el niño

Marcos 7, 24-30
Jesús y la madre sirofenicia
Jesús y la madre sirofenicia
Una mujer pagana, de una región enemiga al pueblo judío se entera de que Jesús está alojado cerca. Acude a pedirle algo, no para ella, si no para su hija, está poseída por un demonio y nada puede curarla. La madre tiene fe en Jesús, fe ciega.
Jesús es judío y tiene clara conciencia de que su Padre le ha enviado al pueblo de las promesas, al pueblo de Israel. Utilizando el despectivo calificativo que utilizaban sus contemporáneos para con los paganos llama a la mujer ‘perro’, no digna de recibir el don de Dios. Ella no se amedrenta y suplica las migajas de su amor.
La fe y la insistencia de esta mujer desarmaron a Jesús, arrancándole el milagro que curó a su hija. Jesús mismo se ve interpelado por el ‘diferente’, el que no entra en los esquemas propios, por muy santos que sean estos esquemas.

Estamos rodeados de ‘diferentes’: musulmanes, africanos, gitanos, mendigos, gente de otra ideología política, no creyentes, anticlericales… ¿Cómo me sitúo ante el ‘diferente’?

Señor, concédeme la gracia de reconocerte en el que no es ni piensa como yo. Que no me atreva a encasillarte en mis propios esquemas de lo que Tú eres y quieres.