Las FASES de penetración del MAL en el CORAZÓN humano

La persona humana podría compararse a una ciudadela protegida por murallas, en cuyo centro se encuentra un castillo que representa lo más interior y esencial del ser, rodeando al castillo se encuentra la plaza del mercado, lugar de interacción con el exterior, y tras las murallas lo enemigos que lanzas sus flechas hacia la zona interior.
Esas flechas son las sugestiones al mal, las tentaciones. El pensamiento de hacer el mal es ajeno a la persona humana, pero si esta lo acoge como suyo desde el consentimiento libre entonces se engendra el mal, o pecado en la tradición cristiana. Para combatirlo debemos analizar y conocer las fases de este proceso:
1. Sugestión
2. Coloquio
3. Combate
4. Consentimiento
5. Pasión
En este vídeo os explico cada una de estas fases y podremos desarrollar así una mayor finura espiritual para rechazar estas sugestiones al mal.

 

La libertad no es tanto poder elegir entre el bien y el mal, sino secundar con mi voluntad la dirección hacia la que oriento mi ser

Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que me ha enviado, y llevar a cabo su obra” (Jn 4, 34)

El pecado siempre presenta la libertad como libre arbitrio: una elección entre el bien y el mal. Esto no es el don de la libertad que Dios nos ha confiado. La libertad no es tanto poder elegir entre el bien y el mal, sino secundar con mi voluntad la dirección hacia la que oriento mi ser. Paradójicamente el mayor grado de libertad es la obediencia al modo de Cristo, pues por ella me oriento hacia la filiación, el ser hijo de Dios, que es la plena realización de la condición humana.

«Yo os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros como yo hice» (Jn 13,15)

Fuente

Apotegmas. El pecado y la gran obra del ser humano

El patriarca Antonio le dijo al patriarca Poimén: “Esta es la gran obra del ser humano: presentar ante el rostro de Dios su pecado y esperar la tentación hasta el último aliento”

Apo 4 [Alf, Antonio 4]

Un hermano preguntó al hermano Agatón acerca de la fornicación. Este le dijo: “Ve, arroja tu incapacidad ante Dios y encontrarás descanso”

Apo 103 [Alf, Agatón 21]
“El camino a través del desierto. 40 dichos de los padres del desierto” Anselm Grün

Ayer el joven rico preguntaba qué había de hacer de bueno para obtener la vida eterna ansioso por decirle a Jesús todos los preceptos que cumplía, y eso me conecta muy bien con estos dos apotegmas que nos recuerdan que lo bueno lo hace Dios, y que lo mejor que podemos hacer nosotros es reconocer humildemente nuestra debilidad y prepararnos para resistir ante la siguiente tentación sin creernos capaces por nuestras solas fuerzas mediante el cumplimiento de la ley, de llegar a Dios. El mero cumplimiento orgulloso nos puede hacer olvidar nuestra debilidad y convertirnos en blanco fácil para la tentación de prescindir de Dios.

Si el pecado te lleva a la desesperación recuerda: Cristo desciende a los infiernos. En tu oscuridad te tiende su mano

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su Único hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracias del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

¿Un Dios sádico? ¿Un Dios chapucero? ¿Cómo vemos a Dios? Ponencias de Pagola y Gelabert

Una amiga me ha recomendado la siguiente entrevista para compartirla en Nova Bella.

Se trata de una ponencia de José Antonio Pagola en la VII Asamblea de predicación organizada por los Dominicos el pasado 2 de junio.

El tema y el desarrollo no me viene de nuevo, pero siempre me gusta recordarlo y que se oiga, porque a veces me da la sensación de que sí es nuevo para mucha gente.
Se trata de si Dios desea el sufrimiento del hombre.

¿Un Dios sádico? La expiación vicaria. José Antonio Pagola

La asamblea comienza sentando las bases del problema del mal, con la ponencia del fraile dominico Martín Gelabert, de quien he recibido clases, precisamente sobre estos temas entre otros, en la facultad de teología de los Dominicos durante este curso y el curso pasado y puedo decir que me gusta especialmente su forma de enfocar todos estos temas.

¿Un Dios chapucero? A vueltas con el problema del mal. Martín Gelabert, OP

Ambas ponencias me parecen muy interesantes para refrescar la idea que tenemos de Dios y de la religión.

¿Quién no aprendió equivocándose? Lifted Pixar

En época de exámenes y viendo muchos estilos de educar, me pregunto si no huimos cada vez más de las dificultades. Personalmente creo que se educa de verdad enfrentando al otro a sus errores y a la responsabilidad de optar por algo, no dando pistas para suavizar o evitarle el sufrimiento de la responsabilidad y que pase cuanto antes el examen.

La paciencia del profesor tiene que ser tal que tolere una y otra vez los fallos, arregle lo que tenga que arreglar, y vuelva a confiar en el alumno, para que sea capaz de superarse a sí mismo, por sí mismo… Me recuerda a la pedagogía paciente y misericordiosa de Dios.

¿No estás cansado de vivir de mentiras? ¿Te sientes esclavo, atrapado, engañado? Ven, Él te dice: Ven a mí


El peso del pecado, el aguijón de la culpa, el cansancio de vivir de espaldas a mi verdad, la tristeza de no ser capaz de acoger al que me ama sin condiciones… yo también lo he sentido. Pero como la adúltera también he sentido su mano protectora y mi corazón queriendo corresponder a su amor, deseando para siempre estar libre de pecado.
Como el ciego chillé al borde del camino cuando le oí llegar: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Y volví a ver como nunca antes. Ahora soy testigo de su luz y vivo para contarte que a ti también te quiere devolver la vista, te quiere regalar su amor.

Junto a la cruz de redención Jesús nos dio a su madre, la que le engendró en carne humana ahora nos engendra a nosotros a la nueva vida en el Espíritu. Ella es mi madre, es mi pilar, ella es tu madre, tu pilar.

¿De verdad crees que el poder de Dios es el de curar enfermos y dar vida a los muertos? Todo eso es cierto, pero no es más que el signo de su verdadero poder, el de perdonar tus pecados y aniquilar para siempre el mal, el poder de hacerte libre y abrirte las puertas a una vida eterna. Es el poder de hacernos sus hijos, hijos de Dios.

Él no deja de decirte: Ven a mí. Tan sólo hace falta tu Sí.

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Dioses humanos: dinero, prestigio, sexo, fanatismo, ideologías, adicciones, violencia y la misma razón cuando se cree autosuficiente y prescinde de la fe

Yo soy ateo, ateo de esos dioses que oprimen al ser humano y lo empequeñecen reduciéndolo a la esclavitud. Los conoces bien: dinero, prestigio, sexo, fanatismo, ideologías, adicciones, violencia y la misma razón cuando se cree autosuficiente y prescinde de la fe.

Por eso llego aquí con este rap, es mi turno de despertar mentes y abrir corazones.

Sólo hay un único Dios, es el origen, meta, a su imagen nos creó. Libertad nos dio para llegar a amar. Pero nos perdimos y olvidamos el camino para volver a Él. Por eso en el final de los tiempos envió a su Hijo para liberarnos de la esclavitud, ofrecernos su perdón, compartir nuestros sufrimientos conduciéndonos hacia la vida plena.

¡Escúchame! Es el Señor y murió por ti, en la cruz nos dio a su madre y ahora te toca a ti: nacer de nuevo por el bautismo, del vientre de su madre llegar a ser como otro Cristo.

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Viñeta de El gran divorcio (un sueño) C. S. Lewis

A raíz de este post de Nova Bella, una de las lectoras del blog Lisset Vera se puso en contacto conmigo el 6 de agosto de 2010, para recomendarme un texto de C. S. Lewis y ver si lo podría sintetizar en unas viñetas como el de las semillas.

La idea me gustó, me leí el libro “El gran divorcio (un sueño)” al que pertenece el fragmento (páginas 75 a 79) y me puse manos a la obra. Sin embargo el proyecto se fue dilatando por falta de tiempo. Aun así, la historia y los bocetos me fueron acompañando en mi propia vida y me sentí muy identificado con este cuento en el que queda reflejado lo difícil que es librarse de las tentaciones. Aunque uno se da cuenta de qué es lo que no quiere, muchas veces se resiste a eliminarlo de su vida porque se sigue sintiendo inclinado a ello. Finalmente refleja la experiencia de conversión al dejarse en manos de Dios.

Por fin, después de retomarlo y dejarlo varias veces, y gracias a la insistencia periódica de Lisset durante estos 2 años que de vez en cuando me lo recordaba, hace unos días, decidí encontrar tiempo y terminarlo.

Puedes descargar los pdf para leerlo o imprimirlo aquí:
“Viñeta de El gran divorcio (un sueño)” color
“Viñeta de El gran divorcio (un sueño)” blanco y negro

Está pensado para imprimir las 4 hojas en un folio a dos caras

publicado en smm.marianistas.org

¿Podemos seguir llamando SANTA a la Iglesia católica?

No intentemos disimularlo; hoy sentimos la tentación de decir que la Iglesia ni es santa ni es católica. El mismo concilio Vaticano II ha querido hablar no sólo de la Iglesia santa, sino de la pecadora. Estamos tan convencidos del pecado de la Iglesia que si hiciésemos alguna objeción al concilio diríamos que ha tocado el tema muy tímidamente. […] Sigue leyendo ¿Podemos seguir llamando SANTA a la Iglesia católica?

Dios no es como Adán creía

Imagen tomada de http://angelgarciamacia.blogspot.com/Toda la historia de la humanidad ha quedado extraviada, rota, porque Adán se hizo una falsa idea de Dios. Quería ser como Dios. (…) Creyó que Dios era un ser independiente, autónomo, suficiente y, para ser como él, se rebeló y desobedeció.

Pero cuando Dios se ha revelado, cuando Dios ha querido mostrarse tal como es, se ha revelado como amor, como ternura, como efusión de sí, como infinita complacencia en el otro, como unión indisoluble, como dependencia. Dios se reveló obediente, obediente hasta la muerte.

Creyendo ser como Dios, Adán se diferenció totalmente de él. Se atrincheró en su soledad y, sin embargo, Dios no era más que comunión

Louis Evely, Nuestro Padre. 1969 (cita del Cardenal Ratzinger en «Introducción al cristianismo»)