En la aurora…

Y es que no hay más bella teofanía

que ver Tu amanecer cada día.

¡Oh Hombre que pides grandes signos!

¡Oh Mujer que no ves ni tus pies!

Teofanía eres tú… Mujer, Hombre y Niño…

ese árbol y el río.

… Y me río… Padre… me río… contigo.»

                                                                                                                           Vicente Sm.

«Los hombres no son islas»

«Todo hombre es un pedazo de mí mismo, porque yo soy parte y miembro de la humanidad. Todo cristiano es parte de mi cuerpo, porque somos miembros de Cristo. Lo que hago, para ellos y con ellos y por ellos lo hago también. Lo que hacen, en mí y por mí y para mí lo hacen. Con todo, cada uno de nosotros permanece responsable de su participación en la vida de todo el cuerpo.

La caridad no puede ser lo que se pretende que sea, si yo no comprendo que mi vida representa mi participación en la vida de un organismo totalmente sobrenatural al que pertenezco. Unicamente cuando esta verdad ocupa el primer sitio, encajan las otras doctrinas en su contexto adecuado.

La soledad, la humildad, la negación a uno mismo, la acción y la contemplación, los sacramentos, la vida monástica, la familia, la guerra y la paz: Nada de esto tiene sentido sino en relación con la realidad central que es el amor de Dios viviendo y actuando en aquellos a quienes Él ha incorporado en Su Cristo. Nada, absolutamente nada tiene sentido, si no admitimos, con John Donne, que “los hombres no son islas, independientes entre sí; todo hombre es un pedazo del continente, una parte del todo“.

Thomas Merton (extracto de “Los hombres no son islas”)


Dios mío, perdóname

Querido Señor, tu discípulo Pedro quiso saber quién te traicionaría. Señalaste a Judas, pero un poco más tarde le señalaste a él. Judas te traicionó, Pedro te negó. Judas se ahorcó, Pedro se convirtió en el apóstol al cual hiciste primero de todos. Señor, dame fe, fe en tu misericordia infinita, en tu perdón sin límites, en tu bondad insondable. No permitas que me tiente el pensamiento de que mis pecados son demasiado grandes para ser perdonados, demasiado abominables como para que los toque tu misericordia. No permitas que huya de ti. Concédeme volver a ti una y otra vez y pedirte que seas mi Señor, mi pastor, mi fortaleza y mi refugio. Acógeme bajo tu protección, Señor, y permíteme experimentar que no me rechazarás mientras te siga pidiendo tu perdón. Quizá mis dudas a cerca de tu perdón son un pecado mayor que los pecados que considero demasiado grandes para ser perdonados. Quizá me considero demasiado importante, demasiado grande, cuando pienso que ya no puedo ser abrazado por ti. Señor, mírame, acepta mi oración como aceptaste la oración de Pedro, y no permitas que huya de ti en la noche, como hizo Judas.

Del libro “Oraciones desde la abadía. Una súplica de misericordia” de Henri J. M. Nouwen

Al final de “Lost” queda el amor y la vida

Desde el principio se apuntaba y finalmente se ha confirmado, la serie de televisión Perdidos, que en el último mes se ha hecho mundialmente famosa, iba más allá de contar una historia trivial de aventuras y misterio. Personalmente me parece un gran éxito que 12 millones de personas hayan recibido ansiosos un mensaje como este: La muerte no tiene la última palabra, la tiene el amor. (El dato de espectadores está tomado al vuelo de internet, la cifra exacta no se puede saber si tenemos en cuenta descargas y futuros espectadores)

“Lost” con este final confirma lo que ya venía ofreciendo: la preocupación por las relaciones humanas lleva a la apertura a la cuestión creyente. Este tema sigue siendo recurrente en las narraciones audiovisuales contemporáneas que en alguna medida tienden a sustituir a la práctica religiosa. El problema estriba en que los guiones ofrecen simplificaciones al servicio de la historia y la implicación del espectador, por mucho que llegue a fans, no deja de ser bastante efímera. El relato si actúa como provocación debe ser bienvenido aunque si termina en la sustitución es claramente insuficiente.

Planteada especialmente como una añoranza de la comunidad en tiempos del individualismo, “Lost” aspira a recuperar la confianza en los otros y en la posibilidad de unas relaciones fundadas en el encuentro y la bondad.

Para los espectadores de “Lost” se a llegado al final de su serie aunque seguirán visitando los 121 capítulos de las seis temporadas. Sin embargo, sería de desear que la actitud de espectador pasara a protagonista, que la interrogación reemplazara a la pasividad de la recepción.

Leer el artículo completo en Periodista Digital de donde está sacada esta cita

Otras referencias en Nova Bella sobre la evangelización en los medios
La serie Perdidos (Lost)
Ver para creer
Nuevos Medios. El Evangelio según Hollywood
Battlestar Galactica. Serie completa
¿Lo “nuevo” es una amenaza o una oportunidad?

Dios mío, acógeme en tu seno

Dios nos ha dado un precioso don, la libertad de negarle o amarle, somos los más favorecidos ¿lo sabías?

Dogma VS Constantine. Un precioso don from Sergio Miguel Martín on Vimeo.

La redención y el amor de Dios, es algo que nos presentan dos películas: Dogma y Constantine de una forma muy similar planteando una fantasía en la que los ángeles envidian al hombre y constatan su condición de privilegiado ante Dios.

Es hora de empezar a reaccionar ante el amor, en lugar de ante el horror. No seamos esclavos del sufrimiento.

[aPt.11] ¿Puedes frenar el viento? – Enfrenta

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Un hermano se llegó a Abba Poemen y le dijo:

“Abba, me asalta una multitud de pensamientos y estoy en peligro”.
El anciano le sacó fuera, al aire, y le dijo:

“Abre tu hábito y agarra el viento”.
Él le contestó:

“No, no puedo”.
Entonces repuso el anciano:

“Si no puedes, tampoco puedes evitar que esos pensamientos entren dentro. Pero has de hacer una cosa: enfrentarte con firmeza a ellos”.

«Entonces fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.»

(Mateo 4, 1)

Battlestar Galactica. Serie completa

¿Por qué crearía Dios al hombre incompleto, limitado, frágil?
Quizá porque sólo así sería capaz de completarse amando, liberarse amando, ser fuerte amando. Si todo eso ya lo tuviera, no necesitaría amar.

Genesis VS BS Galactica de Sergio Miguel Martín en Vimeo.


Ser lo más humano posible y estar orgulloso de ello porque así lo que quiere Dios, por eso nos dio la voluntad propia, el pensamiento creativo, la empatía para estar cerca del otro, la capacidad de amar.

Todo esto esto es lo que a mi juicio parece querer transmitir la serie de televisión Battlestar Galactica a lo largo de unos 75 episodios distribuidos en 4 temporadas.

Esta es una curiosa forma de transmitir la Buena Noticia que se nos abrió hace ya algunos años con el cine y que todavía está por explorar. No sólo haciendo películas sobre la vida de Jesús se puede hablar de Dios, también con argumentos rocambolescos como el de una colonia de humanos volando a la deriva tras ser expulsados de su planeta por su propio pecado (la creación de robots casi humanos) se puede reconstruir un pseudo éxodo del pueblo de Israel, con profetas, conflictos, pérdida de la esperanza, nuevos ídolos, la acción de Dios en cada momento, historias de redención, de crecimiento personal, etc.

No creo que sea una serie que pretenda defender la religión cristiana como tal, aunque tontea con ella entre críticas y paralelismos con la religión ficticia que inventan para la serie. Sin embargo, transmite un mensaje monoteísta de amor, misericordia, perdón ante la fragilidad humana, para mi gusto y sin haber hecho un estudio profundo de la serie, plenamente Evangélico que dudo que sea casual.

bsg_lastsupper_470 más sobre la imagen
En este tonteo con el cristianismo podemos ver la foto de “la última cena”. Una imagen promocional de la serie que nos muestra a doce de los personajes más importantes. En internet hay versiones para todos los gustos sobre a qué apóstol correspondería cada personaje y quién sería Jesús.

Ademas del tema cristiano ofrece perlas en otras materias políticas, sociales, filosóficas, morales. Más o menos discutibles, pero sin duda muy bien trabajadas y presentadas como el perdón a nivel social, las distintas formas de gobierno, el terrorismo, genocidio, racismo…

Se escucha en la canción…

«Help, I have done it again I have been here many times before I hurt myself again today And, the worst part is there’s no-one else to blame»

«Ayuda, lo he vuelto a hacer, ya he estado así muchas veces Hoy me hago daño a mi misma otra vez Y la peor parte es que no hay nadie más a quien culpar»

… y sigue de forma bastante apropiada con la historia esta canción «Breath me» de Sia escuchar en goear.

En España se emite o se ha emitido en Calle 13 y Sci Fi España, y para los que no tenemos televisión por cable con millones de canales, se puede descargar gratis por las vías habituales: torrent, emule, descarga directa, etc

[aPt.1] ¿Qué valor damos a las personas? – Repara

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Un soldado preguntó a Abba Míos si Dios podía perdonar a un pecador.

Después de instruirle con alguna detención, el anciano le dijo:
“Si tu guerrera estuviera rota, ¿la tirarías?”

“¡Oh, no!” – replicó el soldado – “la remendaría y me la pondría de nuevo”

El anciano entonces le contestó:
“Si tú te cuidas de tu guerrera, ¿no tendrá Dios cuidado de su propia criatura?”

¿Qué hacemos cuando algo o alguien no nos gusta, falla, o se estropea?
leer «¿Quieres cambiar el mundo?»
¿Qué esperamos que haga Dios con nosotros? – leer «Dios mío ayudame»

«Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más»

(Jn 8, 10,11)

¿Quieres cambiar el mundo?

En nuestra mentalidad comercial, de niño pequeño se podría decir, estamos acostumbrados a que si algo no nos satisface, lo podemos cambiar en la tienda por otra cosa y además está en nuestros derechos. Con las cosas del mundo y la propia creación esperamos que sea así, pero Dios no nos devuelve nuestro dinero, porque nadie pagó por vivir en este mundo sino que fue un regalo.
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¿Cuántas veces has pensado en cambiar el mundo? ¿te gustaría cambiarlo?
A mí me encantaría, está en mi forma de ser, supongo, querer mejorarlo todo.

Pero, acercarse así al mundo y a las grandes organizaciones: política, religión, ideologías, valores… es del todo frustrante, pues encuentras en tu mente soluciones maravillosas a los problemas del mundo, que jamás podrás aplicar.

En esta frustración y malestar continuo, me saca de mí una idea:
Cambiar el mundo, implica que el mundo está mal, lo cual implica que Dios lo hizo mal y yo tengo un diseño mejor que el de Dios, ¡qué grande soy!.

Este razonamiento no hace otra cosa que demostrar que estoy equivocado, mi solución no puede ser mejor que la de Dios y además el mundo no necesita ser cambiado porque si lo hizo Dios ya es perfecto por definición, lo cual es bastante duro de decir conociendo el presente y pasado de la humanidad.

¿Qué hacer llegados a este punto? ¿Qué hizo Jesús?
Caigo en la cuenta de que Jesús no cambió nada del mundo, ni dijo nunca que fuera a cambiar nada: “no he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud” (Mt 5, 17-19) El Dios hecho hombre pasa por el mundo sin la más mínima intención de cambiarlo, y de hecho no lo cambia, a la vista está. Sin embargo yo me muero de agonía al ver que no soy ni seré capaz de cambiar el mundo… ¡soy tonto! Evidentemente.

Vale, Jesús no cambió el mundo, entonces ¿qué hizo? para poder hacerlo yo también.
Entre otras cosas nos hizo un «tutorial» de cómo vivir, es decir, fue nuestro tutor por unos años. Nos enseñó a amar el mundo en lugar de cambiarlo, nos enseñó cómo vivir amando, gracias al perdón.
Si no vivimos amando, estamos perdidos en la agonía de un mundo frustrante lleno de “imperfecciones” cuyo único horizonte es la muerte. Por eso podemos decir que Jesús nos trajo la salvación al enseñarnos el camino, la verdad y la vida en ese tutorial que es su persona, Dios hecho hombre para salvar al mundo. Ahora lo entiendo mejor.

Ya no quiero cambiar el mundo, ahora siento como nunca que quiero amarlo, por fin entiendo algo más las expresiones de amar la pobreza, la debilidad, la imperfección relativa, la miseria humana… Ya no se trata sólo de palabras ideales, es que no hay nada que cambiar, a parte de mi forma de estar en el mundo. O, ¿acaso si todos amásemos a los demás, como a nosotros mismos, dejaríamos morir de hambre a alguien?. Y sin embargo la pobreza no dejaría de existir, puesto que es inherente a la libertad del hombre y también a este hombre injusto le debo mi amor o estaré siendo yo injusto con mi parte del trato. «Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor» (Rm. 13, 8)

No me queda otra salida, si quiero la felicidad, y disfrutar de la vida, es decir, si quiero la salvación en vida, lo único que puedo hacer es amar hasta incluso perdonar, es decir, dar lo mejor de mí, lo mejor que tenemos dentro cada uno, tal y como hizo Jesús como recordaremos dentro de unos días en el capítulo fundamental de ese tutorial de cómo ser persona, la Semana Santa, tutorial que pasa por la cruz, pero no termina en ella.