Viaje de Ida II

Y por mi parte, me atrevo a añadir que es el viaje que todos, especialmente los religiosos, estamos llamados a hacer: desde el narcisismo al descentramiento de sí, por medio del silencio que nos permita concentrarnos en lo esencial. La verdad es que en la película «Ida» queda patente dónde, o mejor en quién, encuentra la protagonista eso que es esencial para ella, aquello que convierte todo lo demás en secundario y relativo. Por lo demás, el director une perfectamente fondo y forma en esta película: hay poca palabra y mucho silencio que da profundidad a todo lo que viven los personajes, y la imagen es sobria, pero con una sobriedad que es fruto de mucho trabajo, de mucha poda, pues el mismo Pawlikowski dice que ha desechado muchas horas filmadas. El resultado son unas imágenes de una gran belleza y fuerza visual. Toda una parábola de la vida misma: alcanzar la belleza de la sencillez, fruto de un largo trabajo de purificación.»

Miguel Angel Cortés

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