En plena vigilia Pascual, mientras leían al profeta diciendo
os daré un espíritu nuevo, arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne, os infundiré mi espíritu y viviréis
apareció sobre mi cabeza, revoloteando, una mariposa, que se posó en la lámpara de la sede. Y siguiendo su vuelo singular me distraje pensando en
que fue gusano, capullo, larva, y ahora mariposa de bellos colores…
Pensé en la transformación, en la belleza que me rodeaba,
en la tumba abandonada, en la resurreccíón, en la alegría de los campos en primavera, en las mariposas pascuales.
En la trasformación de la Pascua, en Cristo ofreciendo la paz.