De la cuna a la tumba

la vida del hombre es un peregrinar continuo hacia Dios. Quien cree en Él, lo lleva a su lado a lo largo de todo el recorrido, de la cuna a la tumba; quien no cree en Él, se encuentra bruscamente con el Eterno cuando se cierra definitivamente el libro de la vida y la muerte y le enfrenta a una realidad celestial que se empeñó en negar

Saint-Exupéry

vocación al amor

Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé: «Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado».

Santa Teresita del Niño Jesús