Me gustaría abrir mi corazón y alabarte con admiración y gratitud por tu obra creadora, por su armonía, por su belleza. Contemplar el brillo de un amanecer esplendoroso o el color rojizo de un atardecer a la orilla del mar. El trinar de los pájaros en la selva amazónica y el silencio profundo de un lago al sur de Chile en una noche de luna plateada. La creatividad artísitca de escritores, escultores, músicos, pintores, arquitectos y artesanos. Todo lo que has creado y desarrollado en la vida de santos y santas….»
Sergio Torres González, Cartas a Dios desde América Latina