Para quiénes se esposan ante Dios y la comunidad nunca les faltará este amor de Cristo


Matrimonio. Recuerda, tú que estás considerando casarte, que el matrimonio no tiene nada que ver con una gran boda, ni con tener un sueldo fijo, ni tan siquiera con tener ya el piso. Vuestra unión manifestará al mundo el grande amor de Cristo a su Iglesia, un amor capaz de la mayor entrega, que todo lo espera, todo lo perdona, capaz de dar sentido a los momentos de dolor, un amor sin límites, el amor de los amores. Para quiénes se esposan ante Dios y la comunidad nunca les faltará este amor de Cristo. Ellos se van transformando en lámparas encendidas que alumbran nueva vida y esperanza al mundo. Esta es la historia de muchos que han amado en plenitud, también puede ser la tuya.


vía smdani

Un corazón casto es capaz de reconocer con mayor claridad el verdadero amor. No te conformes con sucedáneos, aspira al amor más pleno

La castidad es una virtud contracultural, no cabe duda. Lo es tanto que muchos católicos no saben siquiera qué es. La castidad es …energía espiritual que sabe defender al amor de los peligros del egoísmo y promoverlo hacia su plena realización (Familiaris consortio 33). Cuando una joven pareja ve el fracaso tan estrepitoso del matrimonio en nuestros tiempos es justo que se pregunte ¿no será el matrimonio una forma arcaica de relación de pareja que hay que superar? ¿es posible prometerse amor por siempre? ¿es sostenible una entrega, un sí para toda la vida?

Los cristianos estamos llamados a superar las motivaciones egoístas que puede haber en la relación. Cuando la relación de pareja se centra en buscar la satisfacción propia se camina hacia la destrucción del vínculo. La vida está llena de situaciones impredecibles, por eso para quien cree que la historia es un fluir que viene de ningún lado y va hacia ninguna parte, es imposible jurar amor eterno, porque las circunstancias son cambiantes y no tienen más sentido que el que uno les pueda dar. Por el contrario, los católicos creemos en la Providencia, esto es, que la mano protectora de Dios guía la historia. Marido y mujer creen por la fe en la promesa de que nada podrá separarlos del amor de Dios. Por eso en el matrimonio cristiano, los cónyuges encuentran la presencia de Dios en los días de luz y en las épocas de oscuridad. Sólo con fe en esta presencia de Dios, que es fuerza regeneradora del amor, pueden dos personas unir para siempre sus vidas.

Los jóvenes católicos podéis tener la tentación de dejar vuestra preparación al matrimonio para el final. No basta el curso prematrimonial para asegurar fidelidad y entrega hasta el final. Amar con un corazón no divido, vivir el amor recíproco, no egoísta, exige un entrenamiento que empieza desde la más temprana juventud. No esperes a casarte para ser fiel. El matrimonio cristiano necesita corazones forjados en el crisol de la castidad. Tal vez aún ni siquiera tienes pareja, pero ya puedes preparar tu corazón. Un corazón casto es capaz de reconocer con mayor claridad el verdadero amor. No te conformes con sucedáneos, aspira al amor más pleno.


Meditación en torno a las lecturas del Domingo XXVII del tiempo ordinario (ciclo B). Daniel Pajuelo, sm.

¿Se puede casar por la Iglesia un católico con alguien de otra religión?

A raíz de esta entrada: ¿Se puede casar por la Iglesia un cristiano que no tiene fe?, una conocida me plantea la siguiente cuestión:
¿Se podría casar por la Iglesia un católico con alguien de otra religión?
Voy a intentar dar una respuesta clara porque parece que hay bastante confusión con este tema.

No se puede celebrar el matrimonio cristiano entre una persona católica y una no bautizada según el Derecho actual de la Iglesia (canon 1086 § 1). El nombre técnico es impedimento de disparidad de cultos. De este impedimento la Iglesia puede dispensar siempre que se cumplan los siguientes requisitos (canon 1125):

Si hay una causa justa y razonable, el Ordinario del lugar puede conceder esta licencia; pero no debe otorgarla si no se cumplen las condiciones que siguen:

  • 1. Que la parte católica declare que está dispuesta a evitar cualquier peligro de apartarse de la fe, y prometa sinceramente que hará cuanto le sea posible para que toda la prole se bautice y se eduque en la Iglesia católica;
  • 2. Que se informe en su momento al otro contrayente sobre las promesas que debe hacer la parte católica, de modo que conste que es verdaderamente consciente de la promesa y de la obligación de la parte católica;
  • 3. Que ambas partes sean instruidas sobre los fines y propiedades esenciales del matrimonio, que no pueden ser excluidos por ninguno de los dos.

Sobre el tercer punto añadir que:

  • a. Los fines del matrimonio son: constituir una unión de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole
  • b. Las propiedades esenciales del matrimonio son la Unidad y la Indisolubilidad.

También está excluido el matrimonio entre una persona católica y otra bautizada no católica (canon 1124). Aunque como en el caso anterior la Iglesia puede dispensar bajo las mismas condiciones.

El tema es tremendamente delicado con los musulmanes. La Iglesia desaconseja el matrimonio en eso casos por motivos de peso. Puedes leer más aquí.

¿Se puede casar por la Iglesia un cristiano que no tiene fe?

Hoy en día es frecuente encontrar novios bautizados en el que uno de los dos no practica la fe, no cree o incluso está en contra de la Iglesia y la religión declarándose ateo o agnóstico, mientras que la otra parte es coherente con su bautismo y desea casarse por la Iglesia. ¿Pueden celebrar el sacramento del matrimonio cristiano?
El matrimonio entre dos bautizados es siempre sacramento, de ahí que la Iglesia no reconozca el matrimonio civil de dos bautizados. Pero a la vez todo sacramento presupone la fe. La cuestión no es trivial.
Los teólogos han asumido posiciones diversas. En síntesis:

  • 1) Fe explícita: Dado que la fe es un elemento esencial y constitutivo de todo sacramento, ésta es condición para la validez del matrimonio. Esta es la posición de D. Borobio en La celebración en la Iglesia.
  • 2) Fe implícita: Un mínimo de fe existe siempre que se solicita el matrimonio cristiano. A nivel pastoral no es oportuno hacer un examen de la fe de los novios durante el curso de preparación, si no ha habido un acompañamiento pastoral continuo previo. K. Lehmann defiende esta postura.
  • 3) Recta intención: La fe no entra. Es suficiente el bautismo y la recta intención, es decir la voluntad de celebrar el matrimonio según las enseñanzas de la Iglesia: Fidelidad, Indisolubilidad y Prole. Esta posición es sobre todo sostenida por los canonistas. En este caso, incluso en caso de ateísmo declarado, el sacramento es válido. Es necesario que quien se casa no esté separado formalmente de la Iglesia, como sería el caso de una apostasía explícita. Aún con todo la recta intención sin la fe resulta problemática en la coherencia sacramental.

Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Familiaris consortio (1981) en el número 68 habla del matrimonio entre bautizados imperfectamente dispuestos. La fe puede existir en diversos grados, pero atención, no puede existir la fe en grado cero. En tal caso simplemente hay ausencia de fe. Por lo tanto, para celebrar el matrimonio debe haber un mínimo de fe. El criterio de admisión de quien está imperfectamente dispuesto es la recta intención, que puede ser madurada y profundizada con la preparación y la celebración. El crecimiento en la fe es también la dirección hacia la que son encaminados los esposos imperfectamente dispuestos. En ningún caso el Papa habla de matrimonio entre bautizados no creyentes.
Detrás de toda esta problemática se encuentra una llamada urgente a la evangelización, de manera que el matrimonio pueda ser celebrado no sólo con validez, si no fructuosamente. La preparación al matrimonio es una verdadera oportunidad para crecer en la fe y en coherencia de vida cristiana.

[Audio] Conferencia de Marko Ivan Rupnik, sj – «L’amore coniugale sorgente dell’azione educativa per le nuove generazioni»


Durante este mes se están desarrollando en la basílica San Juan de Letrán (Roma) varios encuentros sobre la familia, matrimonio y educación». El pasado jueves estuve en la conferencia de Eugenia Scabini y Marko Ivan Rupnik, sj. Personalmente me sentí muy interpelado por las palabras del padre Rupnik. Comparto con vosotros el audio: «Conferenza Marko Ivan Rupnik – L’amore coniugale.mp3«.


Perciò è il matrimonio il sacramento, perché è il sacramento dell’amore ed è l’unico punto veramente educativo, tutto il resto se non è innestato in questo fondamento è moralismo, è una violenza culturale o psicologica e prima o poi susciterà una reazione di rivolta. M. Ivan Rupnik

También podéis leer la síntesis realizada por Zenit.