Hacer sagrado

del amor se enfrenta al mundo y transforma lo que ve, lo transciende: «Detenerse a mirar,/ hacer sagrado» y esto es decisivo. Si ya lo es el detenerse en la vorágine de la vida, lo es mucho más el hecho de que lo mirado se transmuta en sagrado, en una de sus acepciones ‘digno de veneración o culto.

De la poética de Juan Antonio González Iglesias

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