Desde pequeño fui testigo de muchos valores vividos en un mundo prácticamente rural, en medio de animales domésticos y selváticos, plantas, árboles y una exhuberante vegetación tropical. Aprendí a descubrirte y amarte en los quehaceres del hogar, el trabajo en el campo y la lucha diaria por la subsistencia. Así creció mi confianza en ti como única fuente de apoyo en la intemperie e inseguridades de la vida.
Roberto Tomichá Charupá, Cartas a Dios desde América latina