Hay, entre otras muchas, dos posibles maneras de estar ante una puesta de sol -ante ella o ante la vida toda que ese sol alumbra-, una es verla, ver la evidencia en sí misma, abrirse al don de lo que está simplemente dado, al ofertorio de todo lo que es y brota desde su propio misterio, todo lo que por brotar y ser es dándose. La otra, la habitual, la del saber reflexivo, es reflejarse en lo que se mira, reconocernos en lo que nos vemos…Reflejarnos en todo sin entregarnos a nada.
Hugo Mújica, La atención abierta