Hemos visto abrirse en su vaso día a día esa rosa, alcanzar su plenitud de forma, de perfume, de color, lograrse, y eso ¡lejos de su jardín, cortada ya, en su vaso solitario!, y al lograrse irse también a su propia lejanía, un pétalo primero, luego otro, sobre la mesa, y otro, y al final las semillas duras, negras, como arena de un reloj, como sombra finísima del tiempo. Donde la rosa vaya, vivirá con plenitud la rosa que fue. Nos llevó durante estos días al lejano jardín de donde vino y al ser ella ahora la que se va, se queda para siempre con nosotros. Ese siempre que necesita hacerse a cada instante, tan fugaz, tan inasible, tan frágil como su forma, su color y su perfume, de nadie y de tantos, para todos, para ninguno.

Andres Trapiello, Hemeroflexia (http://www.andrestrapiello.com/index.php?/mechinal/hemeroflexia-blog/)

 

Gracias Nano por la cita… de nuevo.

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