Preguntarse

Pero un cristiano avisado  debe preguntarse si un orden económico justo debe fundarse sobre el crecimiento indefinido; debe preguntarse si esquilmar los océanos para después convertirlos en vertederos es moralmente admisible; debe preguntarse si la agricultura y la ganadería intensivas, así como la creación de especies animales y vegetales transgénicas, son formas de ejercer el ‘dominio justo’ sobre la Creación que Dios atribuyó al hombre; debe preguntarse si tapizar de cemento las costas con urbanizaciones horrendas o convertir bosques en campos de golf para que los pijos (y las pijas) arrimen cebolleta (¡y traigan dinero, oiga!) es lícito, según la ley natural; debe preguntarse si generar un kilo de basura al día por persona es propio de una economía deseada por Dios; debe preguntarse si consumir productos baratos fabricados en la Cochinchina mediante procesos contaminantes que, además, emplean una mano de obra esclavizada es pecado.

Juan Manuel de Prada

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Exceso

El exceso es la superación entusiasta del puro cumplimiento, es vivir la entrega a Jesús como algo que es necesario, como algo que para nosotros es obvio. Pero sobretodo como algo que es grato, que es sabroso. Por eso la facilidad para excederse en las manifestaciones concretas de la entrega: en la abnegación por los demás, en la generosidad, en el desprendimiento, en la capacidad para perdonar, en la humilde aceptación de las propias limitaciones, en la oración abundante, en una sabrosa alegría como música de fondo, y tantas cosas que no se conocen cuando se vice solo en el cumplimiento»

M. Matos

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