Bienaventurado es la persona que está sola y callando, puesta guarda sobre sí con cuidado día y noche, porque la tal cual, aun viviendo en vaso quebradizo de este flaco corpezuelo, puede gustar dulcedumbre, recibida de su Dios en prenda, o en señal o arras de la dulcedumbre eterna que Dios tiene aparejada a las cuidadosas ánimas.
Bernardino de Laredo