Ven

Ven: vengo a ti, Jesús amadísimo; tú, que eres al que amé, al que busqué, al que deseé. Me rindo a tu llamada a causa de tu dulzura, a causa de tu compasión y a causa de tu caridad, queriéndote con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi fuerza.

Santa Gertrudis de Helfta

Preguntarse

Pero un cristiano avisado  debe preguntarse si un orden económico justo debe fundarse sobre el crecimiento indefinido; debe preguntarse si esquilmar los océanos para después convertirlos en vertederos es moralmente admisible; debe preguntarse si la agricultura y la ganadería intensivas, así como la creación de especies animales y vegetales transgénicas, son formas de ejercer el ‘dominio justo’ sobre la Creación que Dios atribuyó al hombre; debe preguntarse si tapizar de cemento las costas con urbanizaciones horrendas o convertir bosques en campos de golf para que los pijos (y las pijas) arrimen cebolleta (¡y traigan dinero, oiga!) es lícito, según la ley natural; debe preguntarse si generar un kilo de basura al día por persona es propio de una economía deseada por Dios; debe preguntarse si consumir productos baratos fabricados en la Cochinchina mediante procesos contaminantes que, además, emplean una mano de obra esclavizada es pecado.

Juan Manuel de Prada

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