Cristo el Bello V

Gozaremos, por tanto, hermanos, de una visión que los ojos nunca contemplaron, que los oídos nunca oyeron, que la fantasía nunca imaginó: una visión que supera todas las bellezas terrenas, la del oro, la de la plata, la de los bosques y los campos, la del mar y el cielo, la del sol y la luna, la de las estrellas y los ángeles; la razón es la siguiente: que esta es la fuente de todas las demás bellezas»

San Agustín

Dos poetas y un salmo

Dos mujeres, dos seres habitados por el trascendente que abre sus sentidos a lo más profundo de lo real, que siempre está agazapado delante de nuestros ojos.

Dos poetas. Dos místicas. Dos enamoradas de la palabra.

Las dos en su huerto cerrado. Dos ciervas con sed de lo trascendente en sus vidas:

Como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti, Dios mío, tiene sed de Dio, del Dios vivo, ¿cómo entraré a ver el rostro de Dios? (Salmo 42)

Emily Dickinson  

 

Apenas salió de su jardín, de su casa en Amherst, y, excepto cinco poemas (tres de ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora lo supiera), su ingente obra permaneció inédita y oculta hasta después de su muerte. Hoy todo el mundo la reconoce como una de las que ha hecho presente la Poesía en nuestra historia. Una grande.

Para ella a Dios le alcanzamos a través de la naturaleza, la naturaleza es un a Biblia abierta, desde donde nos llega la palabra:

El brillo del sol me habla esta mañana, y la afirmación de Pablo se vuelve real: “el peso de la Gloria”

“La suya era una escritura del interior concentrada en la gloria de lo pequeño, el misterio de lo cotidiano y la universalidad de los doméstico(….)Emily Dickinson encontraba una comunicación con lo absoluto no a través de las grandes ideas y creencias, si no desde una atenta interioridad que le permitía tener una percepción cuidada y abierta, capaz de captar en los más mínimos matices de los hechos y de las cosas algo que les daba sentido y les elevaba de lo inmanente del yo o de la naturaleza a un grado si no de trascendencia si de perplejidad.
Jaime Siles

Había muerto yo por la Belleza;
me cercaban silencio y soledad,
cuando dejaron cerca de mi huesa
a alguno que murió por la Verdad.

En el suave coloquio que entablamos,
vecinos en la lúgubre heredad,
me dijo y comprendí: Somos hermanos
una son la Belleza y la Verdad

Santa Teresa de Jesús

Nuestra santa andariega pasó casi treinta años en el monasterio de la Encarnación, de Avila, dedicada a la oración:

“que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”

Tanto amor recibido la impulsa a comenzar la reforma del Carmelo, las fundaciones.

Grande entre las poetas en castellano, mística, doctora de la Iglesia. Convencida de que está habitada por dentro por la presencia del mismo Jesús

Pues si cuando (Jesús) andaba en el mundo, de sólo tocar sus ropas sanaba a los enfermos, ¿qué hay que dudar que hará milagros estando tan dentro de mí, si tenemos fe, y nos dará lo que pidamos, pues está en nuestra casa?

La Hermosura en ella. En ti y en mi. En la poesía.

¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.

Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.

Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.

La músia cantada: el salmo

El arte y la vida no son dos cosas distintas sino una sola realidad

Benedicto XVI dijo estas frases al final del concierto que el viernes 20 de abril tuvo lugar en el aula Pablo VI, como regalo por su  85 cumpleaños. Interpretaron obras de Mendelssohn.

El arte como alabanza a Dios, Belleza suprema, está en la base de las composiciones de Mendelsohn, y esto no solo por lo que se refiere a la música litúrgica o sagrada, sino a toda su producción.

Podemos escuchar, de  Mendelssohn, el salmo 42 y hacerlo oración

Como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti, Dios mío, tiene sed de Dio, del Dios vivo, ¿cómo entraré a ver el rostro de Dios?

Cristo el Bello IV

 

El pastor bello

Juegan las traducciones con los conceptos de bueno y bello, en hebreo, latín y griego. Eso dicen los entendidos: ‘Santo’, ‘bueno’ y ‘bello’ son conceptos que se solicitan mutuamente. En Dios, como todos sus atributos, belleza y bondad se identifican.

El arca de las palabras, de La Palabra, se llena de sugerencias.

Tras la creación, vio Dios que todo era bello.

Yo soy el Pastor, el Bello.
La estética unida a la cristología, para el gozo de nuestra contemplación. Unido al bello adquiero belleza. Cristo, el pastor bello, que nos conduce hacia fuentes tranquilas de su belleza, que repara nuestras fuerzas con su bondad bella y verdadera.

Quiero perderme en el océano infinito de tu belleza, Señor. Quiero que mi vida se transforme por el asombro de contemplarte,  que el asombro se convierta en admiración, en  embriaguez, en  gozo indecible.

 

La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente. Es una invitación a gustar la vida y a soñar el futuro. Por eso la belleza de las cosas creadas no puede saciar del todo y suscita esa arcana nostalgia de Dios que un enamorado de la belleza como san Agustín ha sabido interpretar de manera inigualable: «¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé!».

Beato Juan Pablo II  carta a los artistas,  Pascua de Resurrección de 1999.

John Rutter, The Lord is my Shepherd, Psalm 23

Puedes escuchar esta composición, dejar que se haga oración en ti…
«El Señor es mi pastor, nada me falta…»
The Lord is my shepherd, therefore can I lack nothing.
He shall feed me in a green pasture; and lead me forth beside the waters of comfort.
He shall convert my soul; and bring me forth in the paths of righteousness, for his Name’s sake.
Yea, though I walk through the valley of the shadow of death, I will fear no evil; for thou art with me; thy rod and thy staff comfort me.
Thou shalt prepare a table before me against them that trouble me; thou hast annointed my head with oil, and my cup shall be full.
But thy loving-kindness and mercy shall follow me all the days of my life; and I will dwell in the house of the Lord for ever.
http://youtu.be/s8LztTF5F80

Arquitectura, narración y evangelio

 

Arquitectura popular


Visito Quintanilla de los Oteros (León), tras depositar en la tierra a la madre de un religioso amigo. Me admira la sobriedad de cementerio, el pueblo semiabandonado, la arquitectura popular.
La iglesia se mantiene en pié. El techo se cayó, pero ha sido repuesto por los veraneantes asturianos, nuevos habitantes del pueblo. Algunas casas han sido arregladas, otras están en la ruina total.
Belleza de algunas edificaciones con toda la sabiduría de la arquitectura popular: el palomar, el granero…
Belleza de lo  más básico: el adobe; de lo más sencillo, lo más humilde, lo más real.


En la arquitectura popular, como  en el evangelio, existe  una implicación vital:
• se enraíza en la tierra y en el pueblo: se liga y dialoga con las tradiciones del entorno;
• predomina el sentido común en sus formas y planteamientos;
•  existe un escaso margen para la frivolidad o la fantasía;
• la obligada economía de medios materiales ejerce un efecto positivo al despojar a la arquitectura popular de casi todo aquello que no sea estrictamente necesario; sobriedad y elegancia como resultados habituales;
• sencillez profunda; soluciones de dentro a fuera;
• realización de una obra definitiva que será utilizada por su autor y seguramente pos sus descendientes: esta circunstancia elimina cualquier aspecto de provisionalidad;
• el esfuerzo personal que el hombre popular dedica a sus obras da lugar a que se establezca entre ambos una relación afectiva de incidencia positiva en el resultado final;
• la arquitectura popular es al propio tiempo una arquitectura de módulo familiar y de conjuntos: los conjuntos se forman por agregación de células lo que da por resultado una variedad y vivacidad

 

La parábola evangélica


Quien escucha estas palabras mías (Jesús se refiere al Sermón de la Montaña) y las pone en práctica se parece a uno que edificó sobre roca…
Comentarios a esta parábola en la comunidad de fe, en la fraternidad:
• Unos cimientos de roca,  como son los de Roblelacasa, (pueblo negro de Guadalajara), de nada sirven si dejamos filtrar el agua por el tejado.
• Cada uno construye su casa, todos tenemos las inclemencias del tiempo, del sufrimiento…
• Unos buenos cimientos vitales son todo lo construido con amor, todo el amor que haya podido recibir en la infancia.
• Sólidos cimientos son las actitudes evangélicas, que se traducen en obras.
• Y las obras con los más desfavorecidos .
• En ocasiones lo que hemos construido parece que se derrumba por la enfermedad imprevista. ¿Dónde quedan los cimientos?

 

Una narración popular

El ciuento nos ayuda a volver a ser como niños: tan necesario para entrar en el Reino de los cielos.
Encontramos la sabiduría del cuento de los Tres Cerditos:
• Construir la casa no solo por apariencia, sino con coherencia.
• El cerdito afanoso construye aunque los otros se burlen, sin importarle su opinión. Pone empeño, dedica tiempo…
• El cerdito trabajador no será rencoroso, y les dejará entrar en su casa en tiempos difíciles.
• Es una casa construida con tesón que es lugar de acogida y refugio para los demás

Oración y relación

En la interior bodega de mi amado bebí

Las relaciones interpersonales se pueden vivir a un nivel superficial, pero también en las más oscuras y penetrantes profundidades. Lo mismo ocurre, analógicamente, con la fe, con la relación interpersonal con Dios. Hay quien se acuerda de Dios solamente cuando tiene que ir al dentista, mientras hay quien continuamente está dialogando con él en soledad y silencio. En la fe viva el ser espiritual se abre todo entero para acoger al Dios que le llama.(Frances Torralba)

en las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, calor y luz dan junto a su querido.

Oración y vida cotidiana

También nosotros debemos saber llevar los acontecimientos de nuestra vida diaria a nuestra oración, para buscar su significado profundo. Y como la primera comunidad cristiana, también nosotros, dejándonos iluminar por la Palabra de Dios, a través de la meditación de la Sagrada Escritura, podemos aprender a ver que Dios está presente en nuestra vida

Bnedicto XVI, audiencia general 18 de abril 2012

El corazón de Dios

En este tiempo de Pascua, en el que la vida ha vencido a la muerte, es reconfortante volver a pasar por el corazón, recordar, aquellos poetas que han llenado de luz, en algún instante eterno, con sus versos, nuestro ser y que ahora gozan de la eternidad que no conoce ocaso.

Uno de ellos, Carlos Pujol, falleció  este enero pasado. Poeta, editor, traductor, historiador de la literatura, novelista, profundamente humano. Pasó desapercibido para el gran público, no así para los que gozamos con su literatura, y para sus amigos:

Amigo, has entrado en otro tiempo, el del silencio, el de lo inexplicable, el único que para ti valía la pena vivirse desde este mundo nuestro, no menos inexplicable, pero mucho más inconvincente. Así lo dijiste: «Solo tiene verdadero interés lo inexplicable, lo que puede explicarse en seguida resulta banal

Era un hombre creyente, discreto, profundamente creyente. Su último libro, de poemas bellísimos, acaso los más hondos y verdaderos de cuantos escribió, lleva este título: El corazón de Dios. Para mí, para muchos, la obra de Carlos Pujol, tan secreta a veces, es ejemplo de finura suprema, milagrosamente sin desmayos, y de inteligencia siempre atinada en la elección de sus maestros, Saint-Simon, Balzac, Proust, Henry James o Emily Dickinson, a los que tradujo y estudió como nadie, y en la arquitectura de su propio mundo como novelista, poeta y ensayista: sencillez, humor, poesía y naturalidad. Su labor literaria, extensísima, titánica y silenciosa, fue siempre una celebración y una cita con la levedad y la gracia». (Andrés Trapiello)

El primer poema de El corazón de Dios, libro de oraciones, de salmos poéticos, en el que se dirige a Dios mismo, desde su ser poeta, es el siguiente:

No te voy a contar
nada nuevo: vivimos
en una casa demasiado llena.
con muebles, versos, chismes,
perifollos y plantas de interior,
palabras que no quieren decir nada
y soberbias locuras
para pasar el rato.
Es lo que llaman calidad de vida.
El día que nos halles estaremos
doblemente desnudos,
echando en falta en medio de la luz
el engaño a los ojos de las cosas.

Los últimos versos del libro le dicen a Dios, en ese diálogo en el que Dios calla y el poeta le comienza a oir:

Claro que un día resucitaremos,
pero ahora, esta noche, ¿no es posible?

Entre los primeros versos y los últimos, un caudal de belleza, de oración, de un poeta que estará ya gozando de la belleza de Dios. Recomiendo la  lectura del libro, para evitar entrar en el olvido, y poner a Carlos Pujol en la perennidad de la poesía eterna, que es Dios mismo.

El mismo poeta dejó escrito:

en literatura se es un clásico o no se es nada, se escribe con perennidad o para el olvido

 

Cristo el Bello II

La belleza auténtica, en cambio, abre el corazón humano a la nostalgia, al deseo profundo de conocer, de amar, de ir hacia el Otro, hacia el más allá. Si aceptamos que la belleza nos toque íntimamente, nos hiera, nos abra los ojos, redescubrimos la alegría de la visión, de la capacidad de captar el sentido profundo de nuestra existencia, el Misterio del que formamos parte y que nos puede dar la plenitud, la felicidad, la pasión del compromiso diario.

Benedicto XVI, Encuentro con los artistas, 21-XI-2007

Cáritas

En Madrid muchas familias han perdido la esperanza.

Entre todos se la podemos devolver.

Ayúdanos a ayudar. Cáritas

 

Alejandro Toledo (famoso publicista) lo rodó después de haber encontrado a un antiguo conocido que salía del comedor de Cáritas de la calle Martínez Campos, de las Hijas de la Caridad, de Madrid.
La Iglesia siempre junto a quien es pobre o desamparado.
La Iglesia encuentra en el pobre al mismo Cristo vivo, resucitado.