La importancia de la rentabilidad

La importancia de la rentabilidad es fundamental para el desarrollo porque nos da una medida de la necesidad de las cosas. En un mundo con recursos escasos, la rentabilidad es la medida que permite decidir entre varias opciones. No es una medida absoluta porque camina de la mano del riesgo. Una persona asume mayores riesgos sólo si puede conseguir más rentabilidad. Por eso, es fundamental que la política económica de un país potencie sectores rentables, es decir, que generan rentas y ésto no significa que sólo se mire la rentabilidad. Rentabilidad ajustada al riesgo, podemos decir.

Cuando nos olvidamos de esto, malgastamos nuestros recursos y al final de la fiesta, el dinero se acaba.

Dios y el mal

A partir de un momento decisivo para la Humanidad, lo que Karl Jaspers denominó «época axial» (entre los siglos VIII y III antes de nuestra era) algo cambia en nuestro mundo, de una manera tan inexplicable como apareció el lenguaje hace 200.000 años o el arte hace 50.000. La figura aterradora del poder -el Dios, los dioses, la deidad- se concibió como buena. Sin comprender lo que esto supuso para la Humanidad, seremos injustos con las religiones. Apareció, en la figura de Dios, un modelo de perfección, un garante de la justicia, un liberador, una defensa contra el tirano, un protector. Dios era una utopía, y el papel de las utopías no es prometer un mundo mejor, sino afirmar que el presente puede mejorar.

JA Marina

Lecturas para verano I

 

 Muchas personas en nuestra sociedad llevan a cabo dietas de adelgazamiento, se apuntan a un gimnasio, programan un fin de semana en un balneario o simplemente realizan ejercicios físicos cada día. Con todo ello pretenden conseguir un mejor tono vital, purificar su cuerpo y su mente para sentirse mejor.

¿Y si fuéramos capaces de purificarnos también de las toxinas espirituales, es decir, de todos esos hábitos, recuerdos indeseados, tentaciones y distracciones, que nos impiden disfrutar de la vida como verdaderos seguidores de Jesús y personas felices e integradas espiritualmente?

Un capítulo para ver de qué va este libro

 

Descubrir la verdad del hombre: el amor

A pesar del creciente neopaganismo y del hedonismo envolvente en torno a la verdad sobre el amor conyugal y la familia, se está librando una batalla en cuyo fondo está nada más ni nada menos que la dignidad del ser humano.

Una cultura que no acepta la transcendencia se convierte en una civilización  en la que los seres humanos no cuentan como personas, sino como cosas. La batalla que se libra es poner de manifiesto la verdad del hombre: qué es y en qué consiste el ser humano y qué significa realmente amar.

Conocer la verdad resulta decisivo. Si todo es relativo, nada es bueno ni malo en sí mismo, todo depende y, por ello, se produce una suspensión en el juicio sobre la realidad. Se llega a conceder tanta importancia a la tolerancia y al pluralismo que se exige a los cristianos que ejerzan su vida y su profesión sin referencia a sus convicciones religiosas o morales. Esto llevado al campo de la vida conyugal deja un regusto light: todo se hace sin creencias firmes y en esa atmósfera es difícil entender la grandeza del amor de la pareja, así como sus exigencias

Enrique Rojas, el amor: la gran oportunidad

El día en que todos fuimos Miguel Ángel Blanco

Desde esta convicción, ‘con temblor y temor’, pero con la certeza que nos da el Evangelio de Jesús de Nazaret, me atrevo a proponeros en este Domingo de la Divina Misericordia, a todas las víctimas de la violencia que os sentís cristianos, que oréis con fe y esperanza por la conversión de quienes fueron vuestros verdugos. Será una oración heroica que contribuirá en gran medida a la sanación de vuestras heridas. Y, no lo dudéis, será una oración eficaz; si bien es cierto que siempre quedará condicionada al misterio de la respuesta de la libertad del hombre. Aun así, nuestra fe en la misericordia de Dios, nos lleva a cultivar la confianza en el hombre y en su capacidad de regeneración. Con la ayuda de la gracia, la libertad humana es capaz de reconducirse por el camino de la verdad y del bien.

De una homilia en recuerdo de los asesinados por ETA, de Jose Ignacio Munilla

Artículo en El País,  Julio 2007

Necesitamos la transcendencia

Cuando se excluye a Dios del horizonte humano, la vida se siente más amenazada, pues faltan argumentos sólidos y puntos de referencia…Si no existe este sentido sobrenatural, ¿por qué no cambiar de pareja cuando algo falla y cambiarla por otra (y así hasta que el tema funcione)? Esta forma de pensar  está centrada en el hedonismo y la permisividad. Sus hijos más inmediatos van a ser el consumismo y el relativismo.

Esta tetralogía (hedonismo-consumismo-permisividad-relativismo) da como resultado un ser humano sin referente ni remitente: que no sabe de dónde viene ni adonde va

Enrique Rojas, el  Amor: la gran oportunidad

Valores en crisis y valores en alza

Los valores no están en crisis. En crisis están las personas que viven según determinados valores.

En crisis están las personas que se dejan arrastrar por la comodidad tras lamentos esteriles; quienes dejan en manos de otros la tarea que les corresponde, pensando que aquello que debemos hacer ya lo hará otro. En crisis están los que han puesto su felicidad en el consumo, los que no anhelan lo transcendenete, quienes sólo viven pensando en sí mismos y en el hoy. En crisis está quien huye de las dificultades, quien elige el camino fácil.

En cambio, en estos tiempos de incertidumbre, hay quien demuestra que es posible vivir de otra manera y es luz y esperanza para muchos. Quienes se enfrentan a las dificultades, quienes asumen sus responsabilidades y ayudan a que otros así lo hagan, quien ha puesto su felicidad en Algo más alto, quien mira de frente lo trascendente y le da la mano al hermano. Quien mantiene la mano tendida al que ha perdido el sentido, al que vive su vida según valores en crisis y le invita a cambiar.