La Sagrada Familia = la familia es sagrada.

«No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada» (Gn 2, 18), dijo Dios mirando al hombre que no encontraba compañía entre las cosas y los animales. Allí comenzó la aventura de la familia, compañera de toda la historia humana. En esta aventura humana se sitúa el Señor, Jesús de Nazaret, que nació en una familia Galilea e hizo de la familia una célula vital del nuevo pueblo de Dios. El Eterno no prescinde de la pequeña familia. Para Jesús la familia ha sido la cuna -o mejor dicho, el pesebre- de la vida y del amor. Esta es la familia cristiana.

Sin la familia, la vida no tiene casa. Esto es verdad para los niños concebidos cuyas lágrimas que piden vivir ni siquiera escuchamos, es verdad para los discapacitados a los que se les niega el derecho a nacer, es verdad para todos los niños, para el hombre y para la mujer. Sin la familia, la vida no tiene casa.

En un mundo donde se tiene la ilusión de elegir, donde todo se compra y se vende, donde todo es precario y está sujeto a las leyes de la competencia, la familia es el espacio de la gratuidad: algo escandalosamente gratuito, pero no precario sino bien sólido porque está fundado sobre la fidelidad del amor. El mundo necesita más familia porque necesita gratuidad.

Intervención de Andrea Riccardi fundador de la Comunidad Sant Egidio, en la Celebración «por la familia cristiana» tenida hoy en Madrid.

Diálogo entre Dios y el hombre

HOMBRE: ¿Cuánto me quiere Dios?

DIOS: Mucho más que la vela quiere al viento, más el mar quiere al agua y la sal, mucho más que el cristal quiere a la lluvia, te quiero mucho más.

Mucho más que el espacio quiere al tiempo, que el calor necesita del sol, mucho más que la huella quiere al suelo, te quiero mucho más.

HOMBRE: Y yo sin saberlo casi…

DIOS: y tú casi sin saber

HOMBRE: los dos somos más que todo, los dos, mucho más

DIOS: Mucho más que te ames a tí mismo

HOMBRE: mucho más que me quiero yo a mí

DIOS: más que el fin puede amar a su principio, te quiero mucho más,

HOMBRE: te quiero mucho más.

No te escondas más

«Where will you go»
Evanescence

Esta canción es para mí un grito desesperado de todo el que se siente en algún momento incomprendido, o que teme no estar a la altura de las expectativas puestas sobre él, o que ha de cargar con le sufrimiento de los demás y callar el suyo propio, o que no se deja ayudar, por miedo a mostrarse débil, o que huye de algo pasado, de sus miserias, encerrado en sí mismo en una espiral de auto compadecerse. Alguien que, en definitiva, se siente débil ante las situaciones que le presenta la vida, y no es capaz de reconocerlo ni superarlo
Letra original y traducción libre de una de las versiones de la canción «Where Will you go?«
You’re too important for anyone
You play the role of all you want to be
But I, I know who you really are
You’re the one who cries when you’re alone
Eres demasiado importante para los demás
Finges poder ser ese que te gustaría ser
Pero yo, yo sé quién eres de verdad
Eres el que llora cuando está sólo
Señor tu me sondeas y me conoces, tu conoces mis secretos
But where will you go
With no one left to save you from yourself
You can’t escape
You can’t escape
Pero a dónde vas a ir?
Sin nadie que te saque de ti mismo
no puedes escapar
no puedes escapar
You think that I can’t see right through your eyes
Scared to death to face reality
No one seems to hear your hidden cries
You’re left to face yourself alone
Crees que no lo veo en tus ojos
estás cagado de miedo por hacer frente a la realidad
parece que nadie puede oír como lloras por dentro
Te encuentras sólo con tus problemas
Señor aparta de mí este cáliz
I realize you’re afraid
But you can’t abandon everyone
You can’t escape
You don’t want to escape
Me doy cuenta de que estás agobiado/a
pero no puedes tirarlo todo por la borda
no puedes escapar
no quieres escapar
Venid a mí los que estéis cansados y agobiados y yo os aliviaré
I’m so sick of speaking words that no one understands
Is it clear enough that you can’t live your whole life all alone
I can hear you in a whisper
But you can’t even hear me screaming
Estoy harto/a de que nadie comprenda lo que digo
¿Te queda claro que no puedes vivir siempre aislado/a?
Puedo oírte susurrar pero tú ni siquiera me oyes gritar
I realize you’re afraid
But you can’t reject the whole world
You can’t escape
You won’t escape
You can’t escape
You don’t want to escape
Me doy cuenta de que estás agobiado/a
pero no puedes rechazar al mundo entero
no puedes escapar
no quieres escapar
no puedes escapar
no quieres escapar
Señor, aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya

Cuántas veces me siento yo así, cuántas veces se sienten así otros a mi alrededor.
Que sea cercano a todo aquel que esté agobiado, que sepa salir de mí y dejarme ayudar cuando el agobiado sea yo

Yo el Señor te llamo por tu nombre, déjame quererte tal como tú eres

Mi corazón llegó primero…

Un anciano peregrino recorría su camino hacia las montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno. Varias personas que se cruzaron con él por el camino le intentaron convencer para que desistiera de su empeño de seguir adelante. Al llegar a su destino, un posadero que le dio cobijo le preguntó:- ¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre?

El anciano respondió con alegría:

– Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle.

Vía Ixcis

Quien tenga miedo…

Quien tenga miedo a andar, que no se suelte de la mano de su madre; quien tenga miedo a caer, que permanezca sentado; quien tenga miedo a escalar, que siga en el refugio; quien tenga miedo a equivocarse de camino, que se quede en casa… Pero quien haga todo eso ya no podrá ser hombre, porque lo propio del hombre es arriesgarse. Podrá decir que ama, pero no sabe amar, porque amar es ser capaz de arriesgar por otros.

Vientos de libertad. Julián Ríos.

Tomado de pastoralsj

¿A dónde he llegado después de lo vivido?

Hace unos días una amiga, que estuvo hace poco haciendo el Camino de Santiago, me enviaba esta foto que hizo llegando a Santiago, de un pergamino con una reflexión grabada.

fraydino La Faba

Aunque hubiera recorrido todos los caminos,
cruzado montañas y valles
desde oriente hasta Occidente,
si no he descubierto la libertad de ser yo mismo
no he llegado a ningún sitio.

Aunque hubiera compartido todos mis bienes
con gentes de otra lengua y cultura,
hecho amistad con peregrinos de mil senderos
o compartido albergue con santos y príncipes,
si no soy capaz de perdonar mañana a mi vecino
no he llegado a ningún sitio

Aunque hubiera cargado mi mochila de principio a fin
y esperado por cada peregrino necesitado de ánimo,
o cedido mi cama a quien llegó después
y regalado mi botellín de agua a cambio de nada,
si de regreso a mi casa y mi trabajo no soy capaz
de crear fraternidad y poner alegría, paz y unidad,
no he llegado a ningún sitio.

Aunque hubiera tenido comida y agua cada día
y disfrutado de techo y ducha todas las noches
o hubiera sido bien atendido de mis heridas,
si no he descubierto en todo ello el amor de Dios,
no he llegado a ningún sitio.

Aunque hubiera visto todos los monumentos
y contemplado las mejores puestas de sol;
Aunque hubiera aprendido un saludo en cada idioma,
o probado el agua limpia de todas las fuentes,
si no he descubierto quién es autor
de tanta belleza gratuita y de tanta paz
no he llegado a ningún sitio.

Si a partir de hoy no sigo caminando en tus caminos,
buscando y viviendo según lo aprendido;
Si a partir de hoy no veo en cada persona,
amigo y enemigo, un compañero de camino;
Si a partir de hoy no reconozco a Dios,
el Dios de Jesús de Nazaret,
como el único Dios de mi vida,
no he llegado a ningún sitio

Fraydino
La Faba

Lo aplico al final de cada uno de mis caminos

Carta a Dios

¿Querido Dios, Hola Dios, Estimado Dios…? ¿Escribirle una carta a Dios? Quizá hoy día, sería mejor escribirle un e-mail, no? Igual leyendo la que escribo aquí abajo, te ayude a escribir la tuya propia…si es que te gusta escribir… a veces es bueno poner por escrito aquello que de viva voz no somos capaces de decir…

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LA CARTA IMPOSIBLE

Dolores Aleixandre, RSCJ Biblista

No estoy segura de ser capaz de escribirte una carta. ¿Cómo empezaría? ¿«Querido Dios»? No me gusta llamarte por ese nombre, el mismo con el que podría invocarse a Marduk, a Baal o a Zeus. Cuando Moisés te preguntó cómo debería llamarte, le contestaste con una evasiva: «Soy el que estará contigo» (Éxodo 3,14), que era como pedirle que dejara consumirse en el fuego de la zarza un deseo que escondía pretensiones de posesión, para mantenerse atento solamente a tu Presencia inasible e incontrolable. Por eso llevo tiempo tratando de que mis sentidos se dejen rozar por ella, segura de que, como decía Job, mi tronco seco, al olfatear el agua, reverdecerá (Job I4, 8). Y por eso trato de respirar con atención por si, entre mil aromas, reconozco el que se derrama en tu Nombre (Cantar de los Cantares 1,2).

A veces, en alguien o en algo, me parece sentir tu contacto, y mi corazón atesora entonces con cuidado esos momentos fugaces de roce para que, cuando la voz de mis sombras intente convencerme de tu ausencia y mis ojos no sean capaces de reconocerte en medio de la oscuridad…

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Un baile con Dios

El baile. Ese movimiento al compás de la música que te hace moverte hasta el infinito con tu pareja. Baile de salón, hip-hop, baile flamenco, salsa, vals, tango…¿y si Dios te propusiera bailar? Hay una invitación esperando respuesta…

…Estará lleno de gozo por tí, con su amor te dará vida nueva, bailará y gritará de alegría por tí…»

(Sof 3, 17-20)

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Dios nos lleva danzando y caminando, porque le pone un tono de fiesta, de movimiento, de entusiasmo al asunto. «Entusiasmo» es el sentimiento de experimentar que Dios está con nosotros. Es importante conocer el modo, el ritmo como Dios quiere que yo vaya danzando, con entusiasmo, sino, corro el riesgo de no bailar o andar arrastrado.

Además, lo típico de la danza es saber el «paso» de la pareja, es más bien que saberlo, intuirlo, y entonces, el baile es muy bonito; llena de alegría el irse desplazando rítmicamente. Lo que se acostumbra en la danza es que uno «lleva al otro», sino, andamos a tropezones y pérdida de ritmo.

Invitación: a dejarme llevar, a abandonarme sin querer controlarlo todo. El Señor nos hace sentir su paso, que no lo siento extraño. La mejor manera de intuir el paso de baile es estar cerca y mirar a los ojos. En esa mirada se comunica todo un lenguaje corporal hermoso. Quizás al comienzo el paso te parece difícil o desconocido, pero en el fondo verás que te va bien y sale bien…

Esa danza que Dios te sugiere te hace sacar lo mejor de tí, aunque el comienzo no te pareciera. No puedes olvidar que tú no eres quién conduce, te darás cuenta que eres llevado. Eso es lo que quiere decir andar en la fe. La palabra fidelidad en hebreo puede traducirse como ser llevado en brazos. En el baile soy yo llevado en sus brazos. En el baile soy yo llevado en su brazo íntimo. Este paso que es el deseo de Dios para ti, no sólo se alía con tus deseos profundos, sino que te brinda aún más intimidad, se convierte en camino, es un proyecto para vos…

Y toda esa danza está orientada a generar la gran danza de la humanidad. La gran danza de la fiesta en la cual las personas pobres y pecadoras son las primeras en ser invitadas, para que en conjunto vayamos cambiando un poquito  el rostro del mundo, limpiándoles las lágrimas amargas, para que broten lágrimas de alegría, de consuelo, de descanso y hermanadas.

Baile, el paso de baile y los deseos profundos están entrelazados, en un diálogo de deseos.

Reflexión de Carlos Cabarrús


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Lavatorio de los pies

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.» Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.» Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.»

Lc 13, 1- 10