A modo de imagen, voy a partir de la experiencia de ciertos monjes de los primeros tiempos de la Iglesia, allá por los siglos III y IV. De noche se mantenían de pie, en posición de espera. Se erguían allí, al aire libre, derechos como árboles, con las manos levantadas hacia el cielo, vueltos hacia el lugar del horizonte por el que debía salir el sol de la mañana. Su cuerpo, habitado por el deseo, esperaba durante toda la noche la llegada del día. Esa era su oración. No pronunciaban palabras. ¿Qué necesidad tenían de ellas? Su Palabra era su mismo cuerpo en actitud de trabajo y de espera. Este trabajo del deseo era su oración silenciosa. Estaban allí, nada más. Y cuando llegaban por la mañana los primeros rayos del sol a las palmas de sus manos, podían detenerse y reposar. Había llegado el sol

Michel de Certeau, Mai senza l’altro

Madrid 11 de marzo 2020

Ven, acércate a mí. No has de temer ningún mal de quien te invita a aproximarte. Tengo para ti las palabras que lleven paz y sosiego a tu corazón, esperanza a tus oídos, consuelo a tus lágrimas, calma a tu desazón, tranquilidad a tu angustia. Si mi mano se eleva, no te suponga amenaza, sino aliento y, si mis brazos se abren a ti, no sea sino para abrazarte y levantarte, ofrecerte fortaleza y confianza. Hermano, que has caído sobre la acera y no te quedan fuerzas para levantarte: cuando los más te ignoran como si no existieras, yo vengo a ti para secar tus lágrimas, para sanar las llagas de tu cuerpo y las del alma, aquellas que se ven y las que no se ven. Comparto contigo mi pan y mi vestido. No espero ninguna recompensa. Sólo comprobar que te pones de nuevo en el camino y vuelves a creer en la vida, a confiar en tus semejantes.

Jose Antonio Sáez

Sexo y III

El sexo siempre es relacional, nos humaniza, comunica nuestros deseos más profundos, nos expone en nuestra desnudez. En el sexo somos plenamente aceptados en toda nuestra integridad y, como parte de esa aceptación, el otro reconoce y acepta el regalo de nuestro deseo. El sexo es una entrega de gratuidad y nos hace ser pura gratitud. Uno acoge plenamente al otro y para poder hacerlo acogemos al otro en el corazón de nuestro tiempo y nuestra carne. La experiencia sexual se hace plena cuando nos acogemos recíprocamente por entero, cuando el otro es nuestra pasión. El sexo une a la pareja en la mayor alegría.

Fernando Vidal, el artículo completo, Celebración de la vida

Sexo II

(El sexo) ss una celebración existencial e integral, en donde se comparte la mayor intimidad, donde ponemos toda nuestra atención en el otro, nos unimos plenamente con él. En la relación sexual somos bellos, la belleza de nuestra carne y espíritu se concreta y expresa en su plenitud. El sexo es sobre todo una experiencia de belleza.

Fernando Vidal

Sexo I

El sexo es la celebración humana más profunda y universal, y la vivimos piel a piel sin más. Es pura celebración de la vida y el amor desde el origen del ser humano, deja desnudos en toda su belleza no solamente los cuerpos sino la propia condición humana. El sexo es la celebración desnuda.

Fernando Vidal

Steiner

Según él (Steiner), que parecía siempre estar  dirigiendo una pequeña orquesta, subiendo y bajando sus manos somo si en ellas estuviera la residencia de sus palabras, no había nada más perfecto que la melodía porque en ella estaba el misterio. La melodía es lo más sublime que ha alcanzado el hombre

Juan Cruz